Promete que no me dejaras

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El acuerdo por supuesto que no lo cumplimos, habían pasado solo doce horas cuando lo rompimos. Él me acorraló en una esquina del elevador al llegar a la oficina por la mañana, hizo que el elevador se detuviera por 10 minutos, me cargó mientras mis piernas se enredaban en su cintura y sus embestidas fuertes me hacían gritar.

Cuando las puertas del elevador se abrieron cada uno fue a su oficina sin decir nada, ya habíamos roto el acuerdo y se había sentido tan bien. Eso fue una descarga de pura adrenalina que aumentaba la excitación del momento.

Al día siguiente entró en mi oficina donde me inclino sobre mi escritorio para penetrarme desde atrás, esta vez usó un preservativo, ya había tomado una pasión anticonceptiva de emergencia por la noche y no podía seguir haciéndolo. Esta vez se había tomado su tiempo para quitar mis bragas en lugar de solo hacerlas a un lado.

El acuerdo había quedado totalmente en el olvido, Malfoy siempre estaba sobre mí, me miraba siempre con los ojos llenos de lujuria, me besaba más que nunca estando en público y a solas aprovechaba cada momento para acariciar mis senos o mis glúteos, en privado los besos también eran más intensos, siempre su lengua exploraba mi boca sin restricciones.

Debo admitir que cuando Malfoy parecía controlarse un poco estando a solas yo hacía algo para provocarlo, morderme el labio inferior era la forma más fácil de hacer que saltara sobre mí, aunque también existían otras formas, como mover un poco mis caderas, acomodar mi escote mientras él me miraba, cruzarme de piernas dejado que mi falda se subiera ligeramente más de la cuenta, y lo último que descubrí, soltar mi cabello, tenía una gran fascinación por mis rizos alborotados.

Lo hicimos muchas otras veces en el departamento, en mi habitación, en su habitación, en el baño, en la sala, en el pasillo. También en la mansión Felton, en su habitación, en la alfombra, en el baño, en la sala y la última vez en la pura entrada principal, cuando bajamos del auto el deseo nos ganó y no avanzamos más después de cerrar la puerta detrás de nosotros.

Fue mucho sexo en nuestras vidas en las ultima dos semanas, estaba perdido la cabeza, no podía negar que Malfoy era maravilloso en la cama, nos acoplábamos tan bien, no había nada que nos detuviera a la hora de pedir algo que nos gustaba o detener algo que no, no existía la vergüenza a la hora de externar nuestros deseos más íntimos, no era complicado como cuando te preocupa herir los sentimientos del otro, era, como dije, solo sexo, fabuloso y constante sexo.

Faltando dos semanas para navidad convencí a Malfoy de comprar un árbol para decorar el departamento, siempre había soñado con tener un gran árbol de navidad cuando tuviera mi propia casa, no era mi casa pero pues algo así.

En la mansión los elfos habían puesto el árbol como cada año, no me parecía que fuese la idea, lo divertido era tú mismo colocar cada adorno.

Fuimos juntos a escoger un árbol, no compramos el más grande porque sería un dolor de cabeza llevarlo al departamento, no cabría en el elevador, ahí mismo compramos varias series de luces blancas y de colores. Hasta un día después fuimos a comprar los adornos.

—Nunca he sentido el espíritu navideño del que todos hablan —me confesó Malfoy cuando terminábamos de poner las luces en el árbol. —Pero veo que tú sí.

Yo había estado cantado villancicos todo el rato desde que habíamos llegado de la oficina, la navidad era mi época favorita del año y después de muchos momentos malos este año sentía que mi vida era casi perfecta.

—Podemos solucionarlo, se me ocurren algunas ideas para que sepas el verdadero significado de la navidad —le sonreí mientras seguía con mi bailecito. Melodías seguían sonado en mi cabeza. —La próxima semana podríamos hacer una actividad diferente cada día, ¿qué dices? ¿Aceptas el reto?

Un extraño empleoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora