CAPÍTULO TRES

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Al día siguiente los pequeños se encontraban de camino a la escuela, el viaje en carro fué demasiado rápido para el gusto de Jungkook. Mientras que Jimin se moría de los nervios, pues este iba a hacer su primer día en una nueva escuela.

La señora Jeon los despido en la entrada con un beso en la mejilla, el cual Jungkook se quito por vergüenza, mientras que Jimin se puso colorado por la pena.

Jungkook agarró la mano de Jimin para ir juntos al salón de clase, donde más niños se encontraban en el aula. El pelinegro se dirigió a su habitual asiento, haciendo que Jimin se sentará a su lado.

Jimin suspiró con pesadez, pues no sólo en ambas casas debían de estar juntos, sino también en la escuela. Varios niños se le quedaron viendo al rubio, quien era una persona que llegaba a llamar la atención de los demás por su belleza.

En uno de los descansos, Jungkook tuvo que separar se de Jimin para ir al baño. Cuando se encontraba de regreso, vio cómo varios niños tenían rodeado a Jimin, eso lo hizo enfurecer demasiado.

Todos esos niños, desde la perspectiva de Jungkook, olían horrendo. Es por eso que no era una persona muy social con los demás, eso todos lo sabían.

Corrió tan rápido como sus piernas se lo permitieron, pudo ver como Jimin estaba tan sonrojado por la atención que le prestaban. Se hizo espacio entre la gente y fué por Jimin.

Pero antes de que pudiera llegar hasta él, vio cómo un niño tocaba el cabello de Jimin. Un completo desconocido acariciendo la suave melena de todos rubios. Cebello dónde esté exquisito aroma se almacenaba sólo para él. Eso lo descolocó de sobre manera haciendo que le diera un golpe en la mejilla al otro niño.

Jungkook se encontraba arriba del niño dándole varios golpes mal dados y sin tanta fuerza. Debido a los gritos de los espectadores, varios maestros llegaron para separar al pelinegro y poner orden al lugar.

Mandaron a llamar a la señora Jeon por tal comportamiento de su hijo, los maestros estaban al tanto del disgusto de su hijo ante los olores y no estaba más decir que Jungkook era un niño bastante mimado. Pero nunca había llegado a los golpes.

La señora Jeon no podía entender el comportamiento de su hijo, por lo que quedó con la directora, de que hablaría con él en su casa. La directora estuvo de acuerdo por lo que le pido amablemente que se llevara al pequeño devuelta a su hogar, para no tener más problemas el resto del día laboral.

Estando en la puerta, para esperar a Jimin, quien era responsabilidad de la mamá de Jungkook, llevar a ambos niños a la escuela y traerlos de regreso a la casa. Regaño a su hijo por haber llegado a tales extremos con uno de sus compañeros. Pero este se excusó diciendo lo siguiente.

—Él tenía la culpa, nadie más que yo puedo oler el dulce aroma que Jimin desprende— la señora Jeon abrió sus ojos ante tal confesión. Pues no tenía mucho que Jimin se había presentado como Omega, lo que quería decir que su aroma era casi inexistente para los demás. Casi podía confundirse por un Beta.

Ahí fue cuando entendió todo, ellos eran destinados.

Pero claro que tenía que hacerlo saber a todo el mundo. Eso era mérito de festejar. Estaba tan contenta de que su hijo tuviera su destinado, y no era cualquier destinado, no. Era el adorable Park Jimin.

Una vez de regreso a casa, la señora Jeon empezó a planear todo para celebrar tal noticia, que claro, se le olvidó por completo que Jungkook armo una pelea en la escuela. Y su castigo por haber hecho tal cosa, quedó en segundo plano.

Los niños se encontraban en la ducha, el agua artificial cubrirá el cuerpo de Jimin quien aún contaba con su ropa. Mientras que Jungkook se dedicaba a lavar el cabello del rubio una y otra vez. Jimin se encontraba en un estado se shock.

Jungkook lo había dejado solo y los demás niños se le acercaron de sobre manera, estaba muy nervioso. De repente había sentido una mano sobre su pelo, le incómodo mucho el toque de ese niño. Por suerte había llegado Jungkook para rescatarlo, pero sólo llegó a asustarlo más por el golpe que le dio al niño desconocido.

En todo el camino de regreso a casa se sentía demasiado abrumado por todo lo sucedido en su primer día en la escuela. Apenas habían llegado a la casa, el pelinegro lo arrastró hasta el baño, donde se dedico a lavar su cabellera.

Una vez que Jimin estuvo más que limpio, o más bien, una vez que Jungkook se sintió satisfecho con su trabajo, dejó sólo a Jimin para que se cambiará de ropa.

Las dos familias se reunieron en una de las casa para cenar, pues la señora Jeon no se quedó con las ganas de gritar a los cuatro vientos sobre que su hijo tenía un destinado.

Pues es muy raro que los lobos lleguen a encontrar a su pareja destinada. Muy pocos llegan a tener la suerte de que su pareja se encuentre en la misma manada. Eso se podría decir que es uno en un millón y ese uno era su hijo.

Los padres de familia no se podían sentir más feliz de lo que ya estaban, pues la unión entre sus dos hijos estaba más que hecha. Las dos madres de casa empezaron  a preparar varias cosas para la unión de los dos pequeños.

Sabían que faltaba mucho tiempo para que esto se hiciera oficial. Pero nadie les iba a quitar toda la felicidad que había en ese momento por sus hijos. Y más valía tener todo preparado desde ya.

Ni Jimin ni Jungkook había prestado atención ante la eufórica que había sido la cena. A ninguno de los dos les llamaba la atención ni entendían todo lo que sus padres hablaban.

A lo que Jimin le importaba era jugar y a Jungkook era oler a Jimin todo el día si era posible. Pero no toda la vida los dos pequeños iban a tener ese tipo de preocupaciones.









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Sᴡᴇᴇᴛ Fʀᴀɢʀᴀɴᴄᴇ «𝐊𝐨𝐨𝐤𝐦𝐢𝐧»Donde viven las historias. Descúbrelo ahora