Capítulo 4

9.6K 527 894
                                    

He dejado donde reproducir la canción. Espero que os guste.

OLIVER

Estoy jodido.

Estoy completamente jodido.

¿Qué se supone que me pasa? Hace cuatro semanas estaba bien, sin tener a nadie en mente y ahora no puedo dejar de pensar en la chica que salvé de comerse el suelo y me jode demasiado.

Me jode porque esto es demasiado raro para mí, pero sobre todo nuevo. Todo esto es nuevo porque jamás he pensando en alguien tanto como pienso en ella. Son tantas cosas las que me gustan que no puedo escoger una, porque desgraciadamente es capaz de hacer que cada parte de ella, incluso el mínimo detalle, me guste.

¿Cómo hago para sacarme de la cabeza esos ojos verdes y esa sonrisa que tanto me gusta de la rubia a la que invito cada dos por tres a casa o a salir?

Grace Lexington, ¿qué tienes qué te hace ser especial?

—¿Entonces te gusta? —pregunta mi mejor amigo.

—No, simplemente me atrae —respondo.

—Oliver Lewis, ¿estás enfermo? ¿Tienes fiebre? —suelto una carcajada—. ¿Desde cuando te sientes tan atraído por alguien que incluso no dejas de hablar de ella?

—Lucas eres un imbécil —ambos nos reímos—. Es una simple atracción, es algo pasajero.

Su risa se sigue escuchando al otro lado de la línea.

—Así que una simple atracción.

—Sí, supongo que sí.

—Supones, ajá. ¿Te has besado con ella?

No como me gustaría.

—Tres veces, pero han sido picos —le explico.

—Oliver, los dos sabemos que no es una simple atracción, ¿verdad? —suspiro y sigo caminando por la calle—. Nunca has hablado de ninguna chica cómo estás hablando de ella.

—Porque nadie me ha interesado tanto. Grace... —me interrumpe.

—¡¿Así se llama mi cuñada?! —sonrío al escuchar la última palabra—. Me gusta el nombre y si te gusta a ti me gustará a mí.

Meto la mano en el bolsillo del pantalón hasta llegar al sitio donde he quedado con Grace. Faltan pocos minutos para que se cumpla la hora en la que acordamos vernos.

—Deberías estar aquí —le digo—. Es raro no verte en la universidad.

—Tu piensa que cada vez falta menos para vernos, chico guapo —ambos reímos por lo que acaba de decir—. Irme de intercambio fue una gran idea, tendrías que estar aquí, Oliver.

—Ya sabes que no quería que mis padres gastasen —comento y apoyo la espalda en un muro cercano.

—Te dije que lo pagaba yo, ¿para qué crees que están los mejores amigos?

—Tú dinero, Lucas. No iba a permitir que gastases en mí. Como sabes, estoy trabajando y he estado ahorrando. Por ahora todo me va muy bien.

Escucho voces de algunos amigos de Lucas y espero a que terminen de hablar.

—Disculpa, tío. Mira, cuando esté por ahí lo primero que haré al llegar al aeropuerto será ir a tu piso. ¡Oliver, tú piso! —exclama efusivo—. Estoy muy feliz por ti. ¡Lo conseguiste!

—Lo conseguí, ya era hora de que todo me fuese bien en la vida.

—Y tienes a la chica guapa.

Destinada A Olvidarte Donde viven las historias. Descúbrelo ahora