Capítulo 12

6.5K 320 275
                                    

Hoy le toca narrar a mi chico favorito que hace mucho no lo hace. Espero que os guste y gracias.

OLIVER

Debo confesar que la confusión me puede bastante. Quiero pensar que será algo pasajero y que dejaré de estar así una vez aclare lo que mi corazón ya sabe pero mi cabeza no quiere aceptar.

No puedo evitar pensar en ella constantemente, es algo así como una pequeña droga que afecta a mi sistema. El tabaco no me ayuda a relajarme en lo absoluto. Ahora es otra persona quien lo hace. Y no quiero. No puedo permitir que entre a mi vida, aún cuando ya lo hizo desde el primer momento.

¿Qué tiene ella que no tengan las demás?

Fácil. Sencillez.

Grace es tan sencilla y tan todo que mirarla se ha convertido en un nuevo pasatiempo del cual no pretendo prescindir. No es como las chicas de barrios pijos que pretenden tener todo tipo de lujos, juntarse con gente de la alta sociedad y vestir con marcas de precios exorbitantes.

Al contrario, tiene una sencillez tan bonita que llama demasiado mi atención.

La dulzura que desprende cuando no tiene ganas de pegarme, la forma en la que me mira como si fuese el único chico aún teniendo a más y mejores a su alrededor. Como sonríe cuando hablamos, como sus ojos se achinan, como aparece ese diminuto hoyuelo en una esquina de su labio superior...

Joder, ¿desde cuando digo ese tipo de cosas? Me está afectando más de lo que creía.

A la mierda, Grace me tiene ganado desde el minuto uno y me estoy empezando a exasperar al no poder dar rienda suelta a lo que sea que quiera mi cuerpo. ¿Qué la he tocado? Sí, pero ansío más.

Me gusta escuchar mi nombre salir de su boca. Cuando estuvimos tocando el dichoso piano... Joder, joder y mil veces joder. Como se apego a mí, cómo se movió encima de mí despertando todos mis sentidos. Cómo encajaba con facilidad y a la perfección en mi cuerpo.

Listo, esta chica es para mí.

Lo acepto. No puedo mantenerlo oculto más tiempo porque será peor para mi mente.

Grace me atrae. Me atrae mucho más de lo que alguna chica lo ha hecho. Directamente nunca había congeniado tan bien con alguien y menos del sexo opuesto. He preferido apartar los sentimientos y no dejar que nada ni nadie me afectase: hasta que llegó ella.

—¿Entonces mi cuñada y tú...? —Lucas sonríe a través de la pantalla del portátil.

—No puede ser tu cuñada si ella y yo no tenemos nada.

—Agh, déjame ilusionarme y no mates mis esperanzas —termino de recoger los platos para centrar toda mi atención en él—. Al final te costó aceptarlo. Creí que harían falta pocas semanas para que te dieses cuenta.

—Creo que todo este tiempo he sabido la respuesta pero no he querido dársela a nadie, ni siquiera a mí.

Dejo el trapo a un lado.

—¿Y cuál es la respuesta? —su rostro se ilumina de alguna forma extraña.

Está mucho más emocionado que yo.

—Qué me atrae. Mucho. Demasiado.

Lucas empieza a vitorear y me quedo observando la escenita que monta. Enarco una ceja al verlo bailar y suelto una carcajada por los pasos o intentos de estos.

—¡Lo sabía! ¡Debería ser de esos que leen las cartas o algo por el estilo! ¡Es que joder, por fin una chica te ha conquistado! —se vuelve a sentar con la respiración entrecortada.

Destinada A Olvidarte Donde viven las historias. Descúbrelo ahora