Los momentos después de su ida fueron más tranquilos, pero tristes. Estaba feliz de haberla visto por una vez en mucho tiempo, y los momentos que pasaron juntos fueron formidables. Los extrañaba, pero, a pesar de todo, la vida no se detenía para nadie. Había estado levantándose todos los días a las cuatro de la mañana para llamarle; la diferencia horaria era un problema bastante molesto para ambos, pero se las arreglaba para contactarse. Después tenía que ir al hospital para ver a su padre.
Según las políticas del hospital no podía dejar a nadie que no fuera de la familia a cargo de él. Sus tíos no viajarían desde Hamburgo hasta dentro de una semana, y no irían todos. En esos momentos le costaba encontrar miembros de su familia que estuviesen dispuestos a ayudarlo, a pesar de que fuera bastante numerosos. El tema de su empresa también era un problema, a pesar de que había pedido tiempo, los comensales e inversionistas no se iban a detener por mucho tiempo, máximo unos días, eso significaba que tendría que seguir haciendo diseños mientras se encontraba allá, pero por más que se sentaba a dibujar no lograba sacar ninguna idea, y la temida hoja en blanco se cernía sobre él. Había encontrado algunos diseños viejos en el fondo del armario de su residencia. Esos habían sido de la universidad, y eran malos, pero con unas cuantas modificaciones logró hacerlos funcionar, y con ellos, aplacar un poco sus pendientes.
Había estado tanto tiempo con la cabeza sumergida en las cosas que tenía por hacer, que no notó algunas llamadas perdidas en su celular, se trataba de Adrián. Hizo una mueca, pues en Alemania ya era de noche, pero seguro en estados unidos apenas estaba entrando la tarde, en un horario de trabajo para su amigo. Decidió mandarle un mensaje diciéndole que estaría disponible a partir de ese momento, y siguió con su papeleo. Siempre quiso mover sus establecimientos por todo Estados Unidos, y no tener que depender del todo de distribuidores, pero era un tema con mucho papeleo que tenía que resolver. Establecerse en ese país no iba a ser fácil por sus fronteras y recelo, pero muchos colegas le aconsejaban que aceptarían su empresa sin ningún problema. Suspiró y siguió mirando papeles hasta que su celular lo sobresaltó. Sin duda, era Adrián
―Hola, ¿Cómo estás? ―se escuchó ruido de oficina del otro lado de la línea
―Hola Jack, estoy bien ―respondió su amigo. Su voz sonaba calmada, pero distante
―¿Cómo van las cosas por allá? ¿Helga está bien? ―hubo una pausa hasta que finalmente habló
―Me parece que Arnold la ronda demasiado
―¿A qué te refieres?
―He visto que se mete mucho a su oficina, y Richelle dice que la invita mucho a pasear o alguna otra cosa, no nos parece que esté bien ―Jack suspiró, sentía un nudo en el estomago
―Yo no creo que Helga caiga en sus encantos, ella quiso estar conmigo, tiene que decirle que estamos junto
―Él lo sabe, me lo confirmó Amara ―se recargó sobre su silla, frente al escritorio, y miró el techo
―Entonces ella tendrá que alejarlo ¿no? ―se escuchó silencio del otro lado de la línea. A pesar de que sabía que eso, no pudo evitar sentirse preocupado. Era una situación a la que no se había preparado, y con tantas cosas en la mente, no sabía cómo actuar. Por lo que sabía Helga era libre de tener a Arnold de amigo, pero había algo que lo hacía aborrecer esa idea. Siempre había observado la relación de Arnold y Helga desde la distancia, y siempre tratando de ser objetivo, pero ahora que está con ella, las cosas eran muy diferentes, sentía desesperación, y miedo. No sabía cómo afrontar a lo que sentía, ni mucho menos, cómo controlarlo.
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Ese día Helga había ido a visitar a su amiga, aprovechó de que Azriel se encontraba en el colegio para llevarle una sorpresa a Phoebe

KAMU SEDANG MEMBACA
En Busca de un Sueño
Fiksi PenggemarUna decisión importante está en puerta. Helga aprenderá que tomar decisiones repentinas no es cosa sencilla, y que no es tan divertido como parece. Sin embargo, aprende mas cosas sobre una familia con esa decisión que en toda su vida viviendo con su...