Una decisión importante está en puerta. Helga aprenderá que tomar decisiones repentinas no es cosa sencilla, y que no es tan divertido como parece. Sin embargo, aprende mas cosas sobre una familia con esa decisión que en toda su vida viviendo con su...
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Y las cosas fueron mejorando. O al menos, eso fue lo que pensaron al principio. Tardaron años en poder meter finalmente a su padre a la cárcel. Era un hombre demasiado bueno fingiendo ser alguien más. Era muy buen actor. Adrián quedó como el hijo rebelde que odia a su padre, y en mas de una ocasión lo miraban mal en el colegio.
Además, de que los ataques de ira de su padre fueron cada vez más frecuentes, volviéndose una rutina demasiado desesperante.
Decidió irse de casa, emanciparse, y con mucho esfuerzo, logró dicho objetivo.
Vivió solo por un tiempo, acostumbrándose a su nueva vida. Su madre le mandaba cartas de vez en cuando desde España, y su hermana, que aún vivía con su padre, lo visitaba todos los días. El rencor que su hermana le fue tomando a su padre, crecía cada vez mas con los días. Meses después, tuvo que recibir a Richelle en su casa, pues el hombre había intentado golpearla. Fue entonces cuando decidió hacer un alto, y lo confrontó. Faltaba solo un año para acabar la preparatoria e ir a la universidad. Lo había soportado todo, desde que les había confiado a sus amigos ese secreto. Habían hecho de todo para atraparlo en su propio juego.
Pero estaba harto.
Cuando lo confrontó, esta vez, de una manera mas seria, dejó el miedo de lado, y por primera vez se defendió.
Toda su vida le habían enseñado que los hijos no debían golpear a los padres, aunque se debiera en auto defensa.
Esta vez lo hizo, se defendió, y no se sintió tan mal. Se sintió muy bien. Aunque fue una lástima que nunca hubiese dejado que Helga lo entrenara. Había acabado muy mal en esa pelea, y tuvieron que internarlo en el hospital. En ese momento, los de protección civil decidieron reparar enserio en él. Su padre finalmente había cometido un desliz, una equivocación. Y eso bastaba. Lo demás, fue complicado, pero con ayuda de Helga, lograron finalmente encarcelarlo. Adrián pudo continuar con su vida, fingiendo que todos esos años nunca pasaron. Que el maltrato nunca fue parte de su vida. Pero no fue tan sencillo. Le administraron ayuda psicológica, y después, las cosas de verdad empezaron a mejorar.
Pudo cumplir su sueño de viajar por el mundo durante tres años. Cuando se encontró aburrido de estar todo el tiempo alejado de su familia y amigos, regresó, para dedicarse al mundo editorial. Aunque no le acabase de convencer del todo. Quiso seguir a Helga, porque Richelle la seguía a ella, porque Jack la seguía a ella, porque sus amigos la seguían a ella. Porque no veía otra vida si no es siguiéndola a ella. Y no supo cómo, pero desde que la conoció, su vida siempre se había centrado en seguirla.
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Todos se miraban entre sí. La habitación blanca, con olor ligeramente a humedad y aromatizante barato inundándoles el olfato. Con la ansiedad a flor de piel, sintiendo los nervios haciendo mella en sus cuerpos. Adrián era el mas nervioso. Trataba con todas sus fuerzas de no sentir el miedo que le provocaba nauseas. Richelle, a su lado, se molía los dientes de la rabia de volver a verlo. Helga sentía un nudo en el estómago. Mecía su pie de arriba abajo, la silla estaba tan dura que se le había dormido la pierna. Ralph se encontraba simplemente nervioso, no le agradaba del todo volver a ver a ese hombre que siempre le había causado repelús. Sentía sudor en su frente, así que se la limpió con un pañuelo. Esperando que el sudor no manchara su traje.