Mea causa incidens interventu

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Siguiendo las indicaciones de Dazai, Chūya se encargó de buscar a los involucrados restantes. Dazai parecía tener un plan, el cual consistía en seguir interrogando hasta el final. 

Al final no aclaró a qué se refería con hacer que buscaran al culpable entre sí, solo esperaba que la situación no se saliera de control o deberían encontrar soluciones sobre la marcha, lo que solo empeoraría la posición de la Port Mafia.

Hirotsu entró a la misma habitación que Dazai. Previo a ello solicitaron privacidad para que la investigación no se viera interrumpida. Faltaban muy pocos para concluir, así que trató de apresurarse. Por suerte, la atmósfera estaba llena de respeto, el mayor no se negó a responder cuestiones, confiaba ciegamente en el detective del momento. 

—Necesito detalles de lo sucedido. —manifestó Dazai, dirigiéndose al punto clave— ¿Qué fue lo que viste y qué estabas haciendo?

El mafioso veterano era consciente de que la conversación no sería breve, así que llevó consigo una taza de té, la cual bebía al mismo tiempo que pensaba en su respuesta

—En realidad, no vi que alguien escapara del lugar —confesó Hirotsu—. Salí corriendo una vez que escuché el grito de la señorita Kōyō, mis subordinados y yo llegamos a la escena y no encontramos a un culpable. Decidí enviar a los miembros de Lagarto negro a investigar en los alrededores, por desgracia, los resultados no fueron favorables, fue un crimen perfecto.

Con cada una de las declaraciones no hacía más que permanecer estático en la misma idea. No tenía un avance porque la información era escasa. Si lo pensaba con detenimiento, concluía en un absurdo, como si Mori hubiera sido asesinado por el viento, sin dejar pruebas ni testigos.

¿O ellos no habían sido capaces de ver al culpable por algún poder que permitiera esa clase de asesinatos? Con una pieza como tal, el panorama se ampliaba, ya no necesitaban buscar a un criminal excesivamente inteligente, sino a un culpable capaz de usar su habilidad lo suficientemente bien para engañar a los demás sin levantar sospecha.

—¿Qué piensas de la posibilidad de un usuario con habilidad de ilusión?

—¿Habilidad de ilusión? —Hirotsu no lucía muy convencido— No hay alguien así en la Port Mafia, joven Dazai.

—No es necesario que esté dentro de la organización. Podría ser un infiltrado con la misión de asesinar al jefe. 

Por un minuto permanecieron en completo silencio. Era difícil procesar que un individuo con una habilidad tan simple fuera capaz de burlarse de cada uno de los altos mandos, incluyendo al muchacho que estableció aquel sistema complejo. Ese crimen no tenía precedentes. 

La organización se caracterizaba por su mejora progresiva tanto en los negocios como en la contratación de servicios, por lo que era difícil creer que todo se venía abajo con la inesperada muerte del pilar de la Port Mafia. 

Llegado ese punto, tenían como única opción seguir adelante, aceptando que no podían regresarlo a la vida. Hirotsu mordió su labio inferior, sintiéndose contrariado al escuchar las palabras de su actual superior.

—Por supuesto, no debemos descartarlo.

El hombre de mediana edad terminó de beber el té y se puso de pie. No se consideraba capaz de mantener su postura por mucho tiempo más, así que esperó por las indicaciones de Dazai en silencio.

Ante su disposición, el joven hizo la sugerencia más evidente en el momento, tratando de captar la reacción de su acompañante.

—Por favor, profundicen en la investigación. Deben ser cautelosos y darse prisa con ese tema, la persona responsable podría estar escuchando nuestra conversación en este preciso momento.

—Como ordene, nos encargaremos de ello. 

Hirotsu hizo una reverencia, haciendo más evidente su gesto de inconformidad, el cual desconcertó al detective. Antes de que lograra salir, Dazai volvió a formular una nueva pregunta, esperando eliminar el desasosiego adverso.

—¿Presenciaste algo más y no lo mencionaste, Hirotsu-san?

—Ciertamente... Cuando todo eso sucedió, nuestras habilidades se averiaron... —pronunció con temor.

—¿Qué es lo que te hizo pensar que lo estaban?

—Cuando intentábamos usarlas, parecían estar "inutilizadas". No tuvimos problema en usarlas, pero fuimos incapaces de producir un daño real. 

Si trataba de considerar que dos usuarios colaboraron entre sí, el plan enemigo tendría más de un punto de vista, así que cubrirían los huecos entre sí. 

No obstante, si Hirotsu estaba diciendo la verdad, todo eso podría ser resultado de una habilidad ilusoria como habían concluido antes. Sus habilidades tendrían esa impresión a causa de un engaño bien montado.

—Considérelo dentro de la investigación, pregunte a los demás si notaron algo extraño y que vengan a notificármelo personalmente.

—Entendido, me retiraré.

—Ha mostrado que se esmera siempre en el trabajo, Hirotsu-san. Agradezco que me haya respondido, ¿podría pedirle a Akutagawa que pase conmigo?

—Por supuesto, me encargaré de ello.

Dazai se recostó sobre uno de los sillones, esperando a que Akutagawa recibiera su mensaje. Entre tanto, comenzó a vincular los acontecimientos.

Después de haber escuchado a una gran cantidad de personas, era evidente que algo no cuadraba en lo absoluto, recibía una versión diferente tras otra, por lo que resultaba difícil aceptar una de ella como verdadera.

Por alguna extraña razón, Hirotsu no quería hablar acerca del incidente con las habilidades a pesar de que era un tema de suma importancia, mientras que Kōyō jamás hizo mención del aparente daño que debió sufrir al igual que los demás usuarios. Si no se percató de ello, posiblemente ella no llegó a usarla en ningún momento, tal y como lo expresó en repetidas ocasiones. 

Tampoco podía descartar un asesinato a mano limpia, lo que terminó llevándolo al inicio nuevamente.

No podía dejar de repetirse lo mismo una y otra vez. Si no hubiera abandonado la Port Mafia en ese momento, seguro habría comprendido mejor la situación, facilitando el proceso. No podía creer esa terrible consecuencia, todo fue calculado a la perfección para ejecutar tales actos en su ausencia.

—Será más difícil de lo que pensé... —Dazai enunció en voz baja, extendiendo sus manos en dirección al techo al mismo tiempo que anhelaba terminar con ese sufrimiento. No podía escapar, era su obligación lidiar con los problemas de su entorno, ninguna otra persona lucía determinada a tomar esa responsabilidad.

In fragantiWhere stories live. Discover now