Capítulo 34: Matcha latte (pt 1)

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Sí Yoongi debía suponer algo probablemente no lo haría, quizás escribiría una canción y la guardaría entre sus memorias por el resto de sus días. Pero, no tenía ninguna suposición; ni planes, ni muchas dudas. Claro, con un par de sandalias que no eran suyas y números escritos en una tarjeta; no había muchas cosas en las cuales perderse.

Después de despedirse en la puerta del hotel y tomar el ascensor hasta su habitación, Yoongi no pudo hacer nada más que poner su mano en el pecho y contener un grito —incluso sintió la necesidad de brincar y quizás lo haría luego. Caminó hasta su habitación con una mirada completamente seria, abrió la puerta con cuidado y aunque juro no prender su teléfono a menos que se tratase del fin del mundo; ahí estaba. La parte más racional de su mente estaba atravesando una crisis, una de esas en las que no podía hacer nada más que gritarle que aquella sería una muy mala idea. Al final del día, Yoongi siempre tenía malas ideas —o le gustaba justificarse de esa forma.

Incluso si tenía una última conferencia por ese día y estaba seguro de que llegaría, extraordinariamente tarde; su teléfono era más importante. Prenderlo y esperar a que una ola de mensajes lo golpeara; no importaba la reunión, ni su cabello despeinado mientras volvía al pasillo y tomaba el ascensor. Los números parecen bailar frente a sus ojos en un auditorio repleto. Su jefa habla con una mirada sería parada sobre un atrio, señalándolos con una colección de hojas entre sus manos; una de sus compañeras de trabajo estaba sentada a su lado mirándolo con curiosidad; por un microsegundo Yoongi olvido que había escapado de su almuerzo con alguien —bastante— conocido.



***: ¿Y si vemos una película mañana?

***: Así me devuelves mis botas y terminamos de ponernos al día.

***: Por cierto, soy Yoongi.

***: Creo que es obvio, ¿verdad?



Las manos de Yoongi temblaron al escribir aquellos mensajes, su pierna derecha no podía dejar de bajar y subir, al mismo tiempo que, de algún modo poco entendible, lograba sentir un ligero cosquilleo en su estómago. Aquello estaba mal en mucho niveles, ¿o no? Una parte suya ya no estaba segura por completo, incluso si había pedido un milagro y el mismo se había parado frente a sus ojos, Yoongi se siente abrumado por tantas cosas llegando de repente.

Incluso si aún puede sentir los destellos de la mano de Seokjin chocando contra la suya o el de sus meñiques entrelazados, la situación parece irreal. Como una de aquellas tantas cosas con las que Yoongi soñó mucho tiempo atrás —como verlo en la cafetería un día cualquiera.



***: Te envió la dirección del lugar en el que grabaré.

***: Suena como un plan genial.

***: Seokjin, a este lado.

***: Solo para corroborar.



El corazón de Yoongi paró; una, dos o tres veces. Llevó su teléfono hasta su pecho y con una mirada aún más curiosa de su compañera, decidió que se trataba del momento perfecto para calmarse —respirar y dejarse llevar. Quizás debería escuchar a su jefa, parada en tacones de punta y mirada altiva.

Tastes just like home.    (ksj+myg)Where stories live. Discover now