Capítulo 18: Strawberry cookies

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Una de las cosas favoritas de Seokjin, se trataba de ver a Yoongi dormir. Y si debía ser completamente sincero, esa era una más de las razones por las cuales se había enamorado de él. La forma en que sus pestañas chocaban de forma mágica contra su piel, creando un equilibrio impresionante entre ambas partes; Un mar de olas negras, encontrándose con piel blanca como porcelana. Su boca parecía siempre llegar a la misma forma, curvándose ligeramente al final, manteniendo en él, un aspecto casi angelical. Tenía esa extraña costumbre cerrar sus manos en puños y mantener su cuerpo ligeramente arqueado —como si se envolviera en sí mismo.

Justo en ese instante, y en medio de una incómoda camioneta, Yoongi duerme sobre su pecho, al mismo tiempo que Taehyung hace lo mismo sobre su hombro. Es un largo camino hasta su destino, una pequeña granja en la que planean pasar el día. Y aunque sus amigos lo niegan, Seokjin sabe que de forma indirecta se trata de una despedida, no planea quitarles el gusto y prefiere dejar las cosas a su ritmo.

El asiento del copiloto siempre es de Yoongi, sin importar quien conduce o su destino, pero, al menos por ese día, sus ojos parecían cerrarse como si tuvieran imanes en medio y todos parecieron acordar que lo mejor era dejarlo dormir. Después de todo, cada una de las personas dentro de esa estrecha camioneta, cree que Min Yoongi merece un buen descanso.

La primera vez que Seokjin lo observo dormir fue de forma casual, en medio de la primera noche que pasaron juntos y después de muchas partidas de videojuegos. El mayor se rindió primero y no supo en que momento Yoongi quedo dormido, no hasta que despertó en medio de la madrugada, y lo vio...

Fue como si se tratara de un momento hecho para ser. Cuando Seokjin abrió los ojos y se encontró con unas facciones angelicales contra las suyas. Fue revelador, acompañado por su cuerpo estremeciéndose y un sentimiento sin nombre. No lo supo hasta después de año nuevo, aquella cuestión misteriosa era nada más y nada menos, que, amor. Verlo dormir era un acto constante de enamorarse de él día tras día.

Seokjin amaba las madrugadas, y se consideraba un completo enamorado de los cielos llenos de estrellas. Sin embargo, y muy a pesar de la belleza de aquellas maravillas, ver a Yoongi dormir, se trataba de una de las cosas más grandes.

Yoongi, que desde el primer día había dormido en el lado izquierdo de la cama. Yoongi, el que siempre usaba sus camisetas. Y sin dudarlo, Yoongi, el que odiaba los besos al despertar.

Había tantas cosas sobre él, no comparables con el número de estrellas, pero, sí más de las que podía nombrar con los dedos de sus manos.

Sus manos se mueven por el pequeño estrecho entre su espalda y sus caderas, y aunque la posición resulta incomoda, se siente como una explosión de sentimientos en el pecho del mayor. Sus manos tiemblan mientras mantiene un ritmo constante, como si ese pequeño detalle se transformara en una nana de cuna que mantiene al menor dormido.

Yoongi. Seokjin cree conocerlo bien.

Cosas como la forma en que arruga su nariz y se apega más a él, en un acto de reflejo. Otras, como sus notas favoritas en el piano; las que suenan más dulces y cambiar por completo el sentido. Hay tantas, pero, no esta seguro si son suficientes como para evitar extrañarlo mientras este lejos.

—Haremos una parada en unos minutos —Namjoon acota—, ¿podrías despertarlos?

—Déjalos dormir hasta que pares, se merecen un descanso.

—Es su culpa por decidir salir después de medianoche.

Seokjin bufa. —Estaban celebrando el lanzamiento de algo, creo que es la razón por la que terminaron ebrios y decidieron salir después de esa hora.

Tastes just like home.    (ksj+myg)Where stories live. Discover now