El príncipe Park Jimin [Y.M][#1][✓]

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Jimin iba por todo el salón para llegar donde estarían los demás concubinos, Jimin no era tonto y conocía muy bien como funcionaba el concubinato, su padre tenía concubinas y las primeras se creían mucho y si sus sospechas eran ciertas aquí sería igual. Al llegar miro a hombres y mujeres ahí una de ellas al ver al castaño se acercó y lo tomó del brazo, Jimin al ver la acción, se soltó y él los vio a cada uno.

—Así que tú eres la perrita alfa. —hablo el castaño.

—Y tu un cerdo entre tanta joya. —habló la chica.

—Si puede ser. —se paseó para ver a todos. —quiero que sepas que yo no soy una gata así que más te vale no meterte conmigo.

—Solo eres un asqueroso pueblerino que tuvo suerte. —lo tomo con fuerza de las mejillas. —su majestad siempre nos va a querer a nosotros.

—Que hayas sido la primera en su cama no te hace la única. —sonrió el castaño. —puede que yo haya venido de la mugre, pero si su majestad sé fijó en mí fue porque él me deseó en cambio a ti y a los demás no tuvo elección que tenerlos.

La chica se quedó sin palabras y los demás concubinos aguantan su enojo, Yoongi por su parte miraba de lejos al chico junto con su consejero el cual hablaba con él.

—Majestad ese chico tiene una belleza natural. —hablo. —a pesar de no tener sangre noble o real un hijo con él sería muy beneficioso.

—¿Dices que embaracé a mi nuevo concubino? —vio al castaño.

—Se dice que un hijo con un doncel trae bendiciones a un reino además el chico se ve que a pesar de no tener educación es muy inteligente. —dijo el hombre.

—Es por ello que yo mismo lo educaré. —miró al hombre. —haré de ese chico el concubino que quiero, ya que los demás son simples e incluso me he llegado a aburrir de ellos.

Mientras ellos seguían discutiendo Jimin miraba a los demás, él sabía cómo bajarle el ego a cualquier persona que tratará de humillarlo.

—Verás como su majestad me deseara tanto que tú pasarás al olvido. —sonrío. —a diferencia de ustedes yo tengo no solo cara y cuerpo bonito sino que también inteligencia.

Cuando la chica iba a hablar llegó el pelinegro y todos le hicieron reverencia, el castaño al verlo también lo hizo con media sonrisa.

—Ven. —extendió su mano hacia Jimin. —debemos de iniciar con tus clases las cuales yo personalmente te las daré.