Capitulo III

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Todos enmudecieron por un instante, Calderón se quedó estupefacto y luego rompió a reír a carcajadas, Bertha le siguió. En otras circunstancias también me hubiera reído, Armando solo se quedó con la cabeza baja reprimiendo las lágrimas.
—Betty corazón,  yo sé que querías molestarme y por eso hiciste esta broma de pésimo gusto, ¿mañana empezamos verdad?
—Doctora Pinzon para usted, igualado y no no estoy bromeando, la vacante de secretario ya fue cubierta asi que vayase a buscar trabajo a otro lado.
—Pero Beatriz...
—Armando está mucho más preparado que usted galán de quinta. Usted ni hoja de vida tiene.
Hojeé de manera superficial el curriculum de Armando era muy hábil ingeniero hábil en matemáticas financieras, interesante. Había sido el más destacado de su curso.  En cambio Mario había sido modelo en años anteriores, estaba divorciado y dilapidó toda su fortuna en el juego, lo poco que le quedaba debía dárselo a su ex mujer, era un muerto de hambre pero sabía disimular. 
—Ahora larguese de mi oficina. ¡Cuidado con decirle algo a Daniel!
Para Mario meter cizaña en contra mía era deporte profesional, llenarle la cabeza a Daniel de inseguridades estupidas, hasta ahora no había podido ganarme. Ese sujeto y yo éramos enemigos naturales, bueno no, Marcela Valencia era mi enemiga natural, desde que nacimos y nos criamos en el mismo techo pero molestarla a ella al menos era divertido.  Mañana era mi nombramiento oficial de presidenta, si alguien era capaz de tirarme por las escaleras era esa loca resentida. No se lo iba a permitir.
Mario solo era una garrapata molesta.
—-Usted Bertita olvídese de la cena romántica, culpe a la doctora Beatriz...
Cínicos, Bertha suspiró decepcionada.
—-¡Largo de aquí!
Le chasquee los dedos a Calderon como si de un perro callejero se tratase, como odiaba a ese tipo. Su presencia simplemente me desquiciaba. Quería golpearlo pero era una conducta poco profesional. El solo salió totalmente indignado con sus aires de grandeza.
—¡Por el amor de Dios doctora!  ¡Que acaba de hacer! Al contratar a ese hombre tan dañino para la vista. ¡En lugar del bizcocho  de Mario! ¿Donde lo va a esconder?
-Silencio Bertha, es mi asunto, vayase a trabajar o a comer en su escritorio en lugar de andar coqueteándole a todo el personal, la voy a acusar con su marido.
Bertha salió de la oficina de seguro corriendo tras Calderón. Conmigo era al revés yo no corría tras los hombres, los hombres corrían tras de mí.
Pero Bertha tenía razón, ¿donde iba a poner a Armando? Un hombre asi no podia pasar desapercibido. Tenia que hacerlo invisible, nadie podia saber que estaba ahi. Si Daniel lo veia iba a infartarse.
—Mañana lo veo a primera hora Armando, no me vaya a fallar.—le tendi la mano a Armando, el me la sujeto, senti escalofrios al instante, asco con su piel rasposa, pero me contuve. Le di un apreton breve y luego la aparté lentamente para no verme brusca ni grosera. Aún asi sus ojos se encontraban iluminados a través de sus gruesos lentes. Por un momento me hizo sentir ternura, me estremecí.
—Jamás le voy a fallar doctora Beatriz, voy a hacer lo que tenga que hacer para no fallarle, muchas gracias.
—Más le vale, confió en usted.
Se notaba que la vida lo había tratado muy mal y necesitaba aprobación. Bueno mi obra caritativa del mes, del año o de mi vida entera. Viéndolo de cerca resultaba más o menos simpático, ya no parecía cuadro cubista de Picasso.
¿Qué había hecho? Demasiado tarde. Bueno llamé a Patricia mi mejor amiga y vice presidenta comercial de ecomoda para irnos a tomar unas mimosas mientras le contaba el chisme de mi nueva adquisición, mi fenómeno de circo personal.
Armando el feo.

Armando el feo (Betty la Fea Fanfiction)Where stories live. Discover now