E I G H T

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Cerré mis ojos por un minuto, y tu desnudo cuerpo se dibujó, una vez más, frente a mi alma, corazón y mente.

El dibujo que por años mantuve en mi corazón.

Abrió los ojos con delicadeza, despertando de su corto sueño para poder estirar su cuerpo, el cual dolía por la postura incómoda que mantenía. Talló su ojo con suavidad, sintiéndose extraño por los movimientos que el mismo hacia, los cuales provocaban que su piel se rosara entre sí, permitiendo que se sintiera a sí mismo, encontrándose completamente sudado y sintiéndose a su vez agitado y asustado de encontrarse recargado en la puerta de su habitación, manteniendo la misma postura que anteriormente había portado, desde que se la había pasado llorando. Sufriendo sus penas y llorando sus recuerdos.
Elevó su mano izquierda, posando ésta encima de su pecho, logrando sentir la acelerada frecuencia de su corazón por encima de su piel, el cuál luchaba por poder desprenderse de su pecho y salir corriendo hasta llegar a las cálidas manos del hombre que él más amó, pero a quién sin embargo sólo dejó.
Apretó su camisa tras pensar en ello, arrugandola al instante por la fuerza que en su mano ejercía.

"¿Te casarás conmigo algún día? Lo harás, ¿cierto?"

Estrelló el puño contra la pared que tras su espalda permanecía, sintiéndose furioso y desconcertado consigo mismo por haber recordado los momentos de su juventud, en los cuales felizmente el sonreía: al lado de su primer y antiguo amor. Un amor qué sabía a la perfección que era realmente imposible de olvidar, aún si ya habían pasado siete años de lo sucedido y del calor que sus cuerpo se otorgaban bajo las sábanas cada día al despertar y cada noche al descansar. Aún así, y aunque las manillas del reloj avanzarán, era consciente que el primer amor era realmente imposible de olvidar, y tampoco tenia planes de permitirse eso. Olvidar. Pues sin importarle que ahora permanecía casado, junto a su actual mujer y junto al hijo que con ella había procreado, quiénes no tenían la culpa de que sus sentimientos jamás pudieran ni llegasen a cambiar por aquel hombre moreno, quien siempre lo recibió con una sonrisa cada día que su llegada del trabajo se acercaba, o quien le servía el café y le traía su libro para ponerse a leer y él a retratarlo, Mew no quería ni estaba listo para olvidar aquellos recuerdos que lo mantenían con vida. Quién diría que ahora esos retratos alguien más los podria obtener y que hasta el le prepararía el café. Tal y como se lo hacía.

"No le haces café como a mi, ¿cierto?..."

Pensamientos que lo hacían sentir furioso y herido, aún si el hiciera lo mismo con la madre de su hijo, pero no estaba listo para saber que la otra parte era feliz con alguien que no era el. Después de siete años, seguía teniendo esos sentimientos posesivos hacia la persona que una vez fue suya. Incluso ahora, que se sentía perdido y conmocionado por haberlo encontrado, el sentimiento de posesividad se hizo más fuerte cuando observó el brazo de ese niño posado alrededor de la cintura de quién muchos días, cuando el sol salía, o quien en las tardes, cuando este se escondía, o cada noche, cuando la luz reflejada de la luna por su ventana se metía, fue suyo.

"Serás el único en mi vida y yo seré por siempre tuyo"

Cerró los ojos, apretando fuertemente de ellos para borrar el pensamiento que le hacía recordar todo aquello que una vez fue suyo, pero que ahora de alguien más podría ser.

A|| MewGulfWhere stories live. Discover now