Capítulo 24 - Damien

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Estábamos en una línea muy delgada contra el amor y el perdón o el simple miedo que sigue asechando entré nosotros

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Estábamos en una línea muy delgada contra el amor y el perdón o el simple miedo que sigue asechando entré nosotros. Fue la noche más fría para los dos, después de tantos años lo sentimos otra vez.

Y desde una semana estamos igual. No duermo, no consolido el sueño, su cuerpo descansa en nuestra cama y mi cuerpo descansa en el sofá, estamos unidos pero separados de un hilo. Todas las noches se queda ahí, sentada en la cama esperando a mi llegada pero no llego.

No estoy listo para dormirme a su lado y sentir que nada paso. Estoy desesperado por poder recordar su cuerpo, por querer besarla por primera vez, ver su maldita expresión, por poder haber escuchado esa confesión salir de sus labios, esa confesión que deseé por tanto tiempo escuchar.

Y que hoy en día no recuerdo su tono de voz.

Cada mañana me levanto hacia las olas y al regresar sigue durmiendo. Ella siempre se levanta temprano, pero en una semana se levanta al yo regresar de surfear. Desayunamos callados, caminamos en silencio y lo único que nos unía era la música que ella ponía, ella pudo haberme perdonado, pero ¿cómo yo me perdonaré por haberlo olvidado absolutamente todo y recordar lo mínimo que fue un adiós seco lleno de rabia?

-¿Quieres ir a caminar con Zeus? -pregunta y la miro, tenía ojeras, su rostro era cansado.

Y es ahí dónde encuentro una respuesta a lo anterior. No duerme esta igual que yo, los dos ya no dormimos. Asiento cómo respuesta así que ella me entrega la correa de Zeus y se da la vuelta.

Salgo y le pongo la correa a Zeus que él es el único feliz en esta casa. Comienzo a caminar con Zeus a mi lado, el atardecer era oscura, esperemos que no llueva. Ya estábamos algo alejados de dónde Amber pudiera vernos, así que miro a mi espalda y es ahí dónde la veo sentada en un pequeño taburete al frente de su tablero. Pintando.

Últimamente lo está haciendo tan seguido y más cuando no estoy, llego y solo la veo guardar los lienzos en una bolsa crema larga. En el fondo me duele ver que ya no me está enseñando su arte, cuando antes era la primera persona que veía una pintura terminada por ella.

Pero ahora la intriga me mata.

Sonrío al verla tan concentrada así que sigo caminando con Zeus. Corrimos juntos hasta que llegamos a cansarnos, cayendo en la arena los dos, bueno él no, él siempre está cómo una batería sin descarga alguna, pero yo si me canse. Mi espalda estaba en la arena y mis brazos igual.

Hasta que Zeus ladra a mi lado para levantarme, pero es lo que menos hago. Cierro los ojos y siento una de sus patas en mi pecho, no abro los ojos hasta que siento que me saca el aire con un salto.

Me levanto de golpe por mientras que él salta a mí para lamberme la cara, río después de una semana. Ojalá ella estuviera aquí también riendo.

-alguien pensó que necesitaba primeros auxilios. Sí que eres inteligente, mamá estaría contenta como yo en estos momentos.

Ladra como respuesta y lo abrazo.

Un amor escrito en palabras #1 [✓]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora