CAPÍTULO 6: Día del proyecto

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—Fragan y Terrens —llama el profesor Fielder, a los siguientes que van a demostrar su proyecto de invocación.

Estamos en el patio trasero de la academia, donde hay un campo amplio para la realización de algunos rituales, y está cerca del bosque en el que practicábamos los hechizos. Todos estamos parados expectantes a los que han sido llamados; menos Elian, quien estaba junto a mí murmurando una y otra vez los pasos, haciendo garabatos en el aire con el dedo y sosteniendo su cuaderno contra su pecho con la otra. Cada vez que se olvidaba un paso, lo abría y revisaba de nuevo rápidamente. Está demasiado nervioso.

—Oye, ya deja eso —susurro mientras bajo su cuaderno con la mano. —No vas a calmarte así.

—Pero, ¿qué puedo hacer? —contesta en el mismo tono. —Es la primera vez que participo en un trabajo de esta manera y tengo miedo de que algo salga mal.

De alguna manera, se siente bien que alguien confíe en ti. Es la primera vez que alguien me pide ayuda y no sé muy bien cómo calmarlo. Sin embargo, recuerdo lo que hace Owen cuando está bastante frustrado cuando algún hechizo le es muy difícil realizar. 

—Creo que podrías hacer una respiración calmada o distraerte mirando a los demás —sugiero con duda. —Además, seguramente lo harás mejor que ellos —trato de animarlo.

Él se sorprende y se encoge cubriendo un poco su boca con el cuaderno por un momento, como si estuviera pensando en algo. 

—Lo "haremos" —corrige con una sonrisa de lado, al levantar su cabeza.

Miro hacia otro lado. Su sonrisa calmada me transmite su confianza, confirmando a través de ella que lo he ayudado. Recibir esas sonrisas son un regalo que solo él me ha otorgado y, en serio, las aprecio; sin embargo, no debería estar aceptándolas cada vez que las veo. Solo queda poco tiempo. 

—Sabes, creo que les faltan ciertos símbolos y otros están un poco mal hechos —comenta rompiendo el silencio entre los dos.

Lo miro de reojo. Su mirada estaba fija hacia los que estaban siendo evaluados, sus ojos están entrecerrados y con la cabeza ladeada hacia la derecha. Parece que se puso a analizar el proceso para distraerse.

—Si no me equivoco, el círculo es para un demonio de tercer nivel —señala, —pero con esos fallos, puede ser mucho más bajo. Es posible que invoquen a uno de primer nivel si es que pronuncian bien las palabras.

—Y, ¿si no lo logran? —pregunto para que siga hablando, más que por interés al tema.

En este mes que lo conocí, me he dado cuenta de que es bastante agradable el cómo explica algo; aunque no me importe el tema, quiero escucharlo. Sus ojos se vuelven más brillantes que cuando se emociona, sus mejillas se tornan un poco rosadas resaltando sus pecas y su voz es más cautivadora y alegre. Seguramente va a postularse como profesor en algún momento de su vida, es lo que mejor le queda.

—Será un demonio menor. Son los más fáciles de invocar. —Voltea a verme. —¿No has prestado atención en clase?

—No del todo —me encojo de hombros. —Me centré en practicar el pronunciar mejor las palabras. Y, en cuanto a lo que leí en tu casa, eran más sobre los ingredientes que sobre demonios —explico. —Además, ¿para qué sirve esta clase? —cuestiono.

—Mm... —se queda pensando. —Básicamente es para medir la fuerza mental, ya que algunos hechizos reciben una gran influencia de este —explica. —Especialmente a los que desean entrar a la Escuela de ratniks.

—Y, ¿para qué es eso del recuerdo feliz? —cuestiono.

—A los demonios les atrae el maná, y para eso manifiestan los recuerdos más tristes del alma —comenta. —Y, bueno, la fuerza mental se basa en ser positivos y tener buena actitud, por eso, para ayudar y fortalecer la fuerza mental se recomienda recordar los momentos más felices de tu vida.

Once in the Red MoonDonde viven las historias. Descúbrelo ahora