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“¡Ah!... ¡Ugh!... Kooong... por favor... por favor... déjame... ¡Ay Dios! ¡Por favor déjame...! Déjame... ¡por favor!”

“¡No. Hasta. Que. Me. Digas. Por. Qué. Estuviste. De. Acuerdo!” Amenazó Kongpop mientras se introducía en cada palabra ferozmente, todo mientras sostienía su eje, impidiendo que se corra.

“¡Por favor!” Arthit lloriqueó y Kongpop se rio, escuchando la súplica de Arthit. De rodillas, Kongpop tenía una de sus manos alrededor del pecho de Arthit, sujetándolo en su lugar y su otra mano alrededor de su eje, con un fuerte agarre, frustrándolo mientras dejaba múltiples marcas en su ya marcada espalda, mientras continuaba penetrando a Arthit por detrás, mientras este se apoyaba fuertemente en el cabecero de la cama. No se podía enojar con Kongpop. Después de lo que él y sus amigos lo hicieron pasar, su exigencia era justa.
Todo lo que quería saber era por qué Arthit estuvo de acuerdo en hacerle la broma, y Arthit le ha estado dando vueltas al asunto desde la mañana. Era simplemente muy tímido para decirle. Por eso Kongpop ahora estaba obteniendo su dulce venganza, y por mucho que le gustara negarlo, amaba como Kongpop era feroz con su necesidad.

Esta mañana Arthit sorprendió a Kongpop con una estadía de dos días en un complejo turístico de nicho en el corazón de Bangkok. Arthit inicialmente planeó un día de estadía en otro complejo, pero todos sus amigos juntaron dinero para el regalo, entonces así Arthit fue capaz de ascender a un mejor hotel, que la estadía fuera de dos días y añadirle una sesión de spa en pareja. El complejo era santuario natural en medio de la ruidosa ciudad, y afortunadamente Kongpop amó el lugar.

Después de almorzar, caminaron alrededor de la propiedad antes de regresar a su habitación, cuando un cachondo Kongpop lo asaltó. Esta vez la responsabilidad recayó en Arthit para complacer a su pareja, e hizo un fantástico trabajo complaciéndolo. Un satisfecho Kongpop se acostó en su regazo cuando recordó la noche anterior.

“P’Arthit, dijiste que tenías una razón para estar de acuerdo con la idea de Bright. ¿Cuál era?”

Arthit intentó reírse, mientras trataba de ocultar su vergüenza todo el tiempo, hizo que Kongpop sospechara por minuto. Y así fue como Arthit se encontró así mismo recibiendo el final de su delicioso castigo. Kongpop lleva más de media hora atormentando a Arthit, deteniéndose, reteniéndose y retrasando su corrida, lo que hacía que Arthit le suplicara y le rogara para que lo libere.

Un vengativo Kongpop era algo serio, y Arthit había llegado a su límite, y no podía aguantar más.

“¡Suficiente, Kongpop! ¡Suficiente! Te lo ruego. ¡Me rindo! ¡Ooohh! ¡Por favor! ¡Para! Por favor. Te lo diré. Pero por favor. Ya no me hagas esperar”.

“Como quieras”.

Después de que ambos experimentaran un mortífero orgasmo, colapsaron en la cama, intentado recuperar el aliento, Arthit molesto mordió con fuerza a Kongpop en el hombro. Kongpop gritó del dolor, pero a la vez se rio de la linda expresión de Arthit. Después de limpiarse con un pañuelo húmedo del estante, Kongpop empujó a Arthit para que se sentara entre sus piernas y envolvió sus brazos alrededor de él y Arthit suspiró mientras se inclinaba y se apoyaba en el pecho de Kongpop.

“¿Estás enojado conmigo? ¿Fue tan malo?”

Viendo a los ojos de su novio, Arthit sonrió tímido, sus mejillas se volvieron rojas.

“¡No! Solo es... ¡que fue intenso!”

“Muchas gracias, Oon, por organizar y planear todo esto”.

Incomodo y culpable, Arthit se volteó y se sentó viendo hacia Kongpop, con sus piernas del otro lado.

“¡Kong! Lo siento. De verdad. Cuando le dije a los chicos que quería planear algo especial para ti, pensé en algo simple. Empezó con un regalo y un día en el complejo, pero entonces Bright tenía esta brillante idea, y nadie lo podía parar. Nos peleamos y peleamos hasta que tenía a todos de su lado.
Entonces involucro a los juniors, y ellos estaban muy emocionados por hacer algo especial para ti. Inicialmente Aim se resistió, pero Bright lo intimidó con amenazas. Quería detenerme, pero no podía. Y tus amigos me prometieron que no te dejarían ni por un solo minuto hasta que te trajeran a mí. Tengo que decirlo, Kong, tienes unos amigos increíbles. No te dejaron, ¿verdad?”

“No, ni por un minuto”.

“Lo siento mucho si te hice sufrir, Kong”.

“¡No te voy a mentir! Aun me duele cuando pienso el dolor que experimente en ese corto tiempo. Pero tengo que admitirlo, P’Bright realmente tiene una gran visión de las personas. Era lo único que podía sacudirme. Sin importar cuan enojado estaba, tengo que aplaudir su genialidad. Él sabe que eres la única razón por la que me sacudo”.

Arthit lo miró, escuchando las palabras de Kongpop. ¿Significaba tanto para su junior? Viendo la sorpresa en la cara de Arthit, Kongpop sostuvo su cara con sus manos y besó su nariz. Y entonces viéndolo intencionalmente, declaró:
“Si, Phi, así de tanto te amo. Solo tú tienes el poder de romperme. Así que cuídame”.

Abrumado, Arthit lo empujó en un demoledor abrazo y entonces procedió a besarlo, mostrándole a su junior cuanto lo ama, derramando todo su amor y emociones en el beso. Mientras la intensidad crecía y ambos sentían como sus ejes, ahora erectos, se frotaban contra el otro, Arthit se acercó y se embistió a sí mismo, sin darle oportunidad a Kongpop de pensar, solo de sentir. Kongpop estaba sorprendido por la repentina acción, y ahora era su turno de sentirse indefenso. Todo lo que podía hacer era gemir y jadear ante la sobrecarga sensorial mientras era dominado por su senior.

Arthit envolvió sus brazos alrededor de su cuello, sosteniéndolo con fuerza, sin un solo centímetro de espacio entre ellos, el rostro de Kongpop estaba enterrado en el pliegue de su cuello mientras giraba sus caderas, montándolo mientras el sudor de sus cuerpos se mezclaba. Sus jadeos se entremezclaban con sus suspiros de placer mientras llegaban a la culminación. Estrellándose con fuerza, se corrieron, Arthit se aferró a Kongpop, tratando de calmar su respiración mientras que Kongpop dejaba besos por todo el cuello de Arthit, por sus clavículas y su pecho.

Mientras la intensidad se reducía y sus respiraciones se calmaban, Arthit empezó a reírse. Era como campanadas que resonaban en el corazón de Kongpop. Riendo, se recostó sobre las piernas de Kongpop, todavía atrapado por este.
Kongpop, aunque le encantaba oír la risa de Arthit, se quedó perplejo. Tirando de él hacia arriba, preguntó. “¿Oon?”

“¡Te amo! ¡Te amo demasiado! Gracias por amarme con esta intensidad, Kong. ¡Es una verdadera fortuna ser amado por alguien tan excepcional como tú!”

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Con amor, ArthitWhere stories live. Discover now