7 / 𝐒𝐞𝐩𝐭

540 82 89
                                    

Un suspiro entrecortado salió de los finos labios de la joven adolescente, quién temblaba asustada y de cierto modo demasiado excitada.

—¡NO PUEDO!— gritó por la frustración, bajando aquella tijera con la que pretendía cortar su larga melena, que después de todo conservaba porque a su padre le gustaba, pero que debía empezar a considerar cambiar.

Habían pasado unos meses desde descubrir todo aquel mundo que le inspiraba a explorarse, buscando aquella felicidad que decían que le llegaría al adquerir diferentes cosas que podrían hacerla sentir cómoda con sigo misma. El hermano poco conocido de la famosísima "Disforia de género", la "Euforia de género".

Su madre trabajaba, por lo que se encontraba sola en casa, pensando que podría hacer una locura completa al cortar la melena que por tanto había cuidado.

Era consiente de las mierdas que solían decir como que su padre querría que fuera feliz, con o sin su cabello, pero era la primera vez que realmente lo reconsideraba y creía fielmente. Era un recuerdo que la había acompañado por mucho, pero que perdurar su memoria, solo la hacía sentir como la misma niña que era, y justamente, debía conocerse.

Tomó la cuarta bocada de aire tratando de calmarse y dejar de temblar, no iba a arruinar nada, volvería a crecer después de... algunos años, pero no era un argumento lo suficientemente fuerte como para que se negara.

Cortarselo demasiado corto no era algo tan llamativo, obviamente le costaría más y por más que quisiera cortarse el cabello, un largo tan corto no era siquiera posible de imaginarse por ella.

Apretó sus labios viendose frente al espejo, debía hacerlo ese día o al día siguiente pasaría con el cabello totalmente igual o quizás con un corte que la hiciera sentirse bella.

La colocó algo más alta de la altura de sus hombros, sabiendo que sería cosa de cortar el primer mechón para seguir con el resto.

Se dió ánimos propios, cerrando aquel ángulo que marcaba la tijera generando que el cabello de la joven cayera.

Su corazón se detuvo, realmente lo estaba haciendo, pero ya había empezado, no podía parar.

Tragó saliva sintiendo que su temperatura aumentaba cortando el resto sin pensarlo dos veces, pues se arrepentiría si no.

Cada mechón caía seguido de otro, tapando el suelo. Un corto sonido que daba paso a la caída de dichos finos cabellos hasta que finalmente se había terminado de cortar el pelo.

Se vio sin creércerlo de algún modo.
En serio se cortó el pelo... Y dios, realmente se veía fantástica a sus ojos.

Chillón por impulso, riendo a carcajadas feliz por el cambio de imagen que ni ella esperaba aue le quedara bien de algún modo.

Su mirada se encontraba tan brillante como los de una niña risueña que algún momento fue, moviendo su cabeza de allí y allá moviéndolo y pasando sus manos por el final de este sin creerselo.

Pero nuevamente su conciencia atacó con lo que podría ser la tercera guerra mundial entre ella y su madre.

La nombrada no sabía de eso, y bueno, digamos que algo tan preciado como lo era esa melena para su familia, podía generarle un gran impacto negativo a la mujer que le dio la vida. ¿Cómo podía decirle eso? ¿"Hola mamá, ¡mira! ¡Me corte la cosa que tanto valor emocional tenía para ambas! ¿No es genial?" de seguro le preguntaría si consumía sustancias extrañas si decía eso, pero le causó gracia para sí.

Your Type 𓂃 MitsukouWhere stories live. Discover now