Especial Tres

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Querido Diario:

Hoy no ha sido como siempre, no hubo desayuno lleno de panqueques ni mucamas sirviendo leche o jugo, tal vez café o un te de menta para relajar al jefe.

Tampoco nadie visitó por la tarde la tumba de nuestros padres.
Sutthaya Jongcheveevat ya no tenía quien pudiese velar por el.

Las cenizas de la madre de Gulf estaban puestas en el tocador principal.

En su lugar un silencio enorme rodeaba la casa. El hijo mayor de Sanah y Mild entró por última vez antes de cerrar el portón principal, las órdenes específicas de cubrir los muebles con sábanas se llevó a cabo al pie de la letra.

Las pinturas que hice desde nuestra ceremonia matrimonial hasta el día en que dejé de distinguir los colores con claridad estaban envueltas en papel adherente transparente, mis óleos y cámaras fueron a dar a una caja antigua.

Nuestros trajes permanecieron almacenados en el clóset de nuestra habitación. Las cortinas también fueron cerradas.

El retrato del padre de Gulf seguía en la sala principal, la foto familiar le hacía compañía recargada en la pared en la parte superior de la chimenea.

Nuestra primer foto con el hijo de Mild permanece en el mismo portaretrato hecho de sopa y avena mal pintado con acuarela por el mismo niño que cargaba en los hombros.

Malcriamos bien a ese pequeño demonio.

Siempre supimos que tener hijos no era lo nuestro pero estábamos de acuerdo en ser excelentes "tíos" porque cuando llorase el niño lo devolveríamos a sus padres sin preocuparnos por hacerlo callar.

Lo mismo hicimos con el par de gemelas que vinieron después. Incluso la foto de graduación de Sammy y Janni estaba en ese mismo lugar. Aquel día Gulf llegó corriendo a ese evento y de forma gratuita en inesperada dio un discurso de graduación a esa generación de contadores que egresaba. Los jóvenes recibieron con atención todo lo que aquel famoso Ceo de cuarenta y cinco años estaba dispuesto a decir.

La sonrisa de Gulf en ese momento una de las más hermosas que mi cámara pudo captar...

La cocina está en perfecto estado, aún con dibujos infantiles pegados en la nevera y una hoja rota de la agenda del jefe con la frase más icónica de Samantha:

"Para mi tío Favorito, eres el mejor"

Las distorsionadas letras estaban perdiendo su color, solo la cera permanecía en el papel, recuerdo ver a Gulf observando con anhelo esa hoja antes de que en nuestro patio Samantha contrajera nupcias con Yacht, ese chico que Mild nunca aprobó, nada era lo suficientemente bueno para la princesa de Papá.

Las lágrimas de Mild fueron más notorias que las de Sanah, incluso creo que yo lloré más que Gulf.

Janistar, porque sí, decidí que Janni no tenía que parecerse a mi madre permaneció prendada a su hermana hasta el ella se hubo marchado a Brasil por si luna de Miel...

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