Capítulo doce: "Arreglemos esto"

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Ahora, luego de haber recordado toda la confusión, todo el conflicto que le causó Akaza, en lugar de también recordar las horas que estuvo esperando a que el sol se ocultara, para poder ver al demonio causante de su estado, ¿Por qué no simplemente saltar a la acción? Hm, sonaba bien.

Así que, acomodándose en su futón por quién sabe cuántas veces ya, suelta un suspiro y ante la idea murmura tranquilamente:

—Había sido un día bastante largo, esa vez en verdad estaba ansioso —antes de adelantar en su mente las imágenes donde se observaban las acciones que había realizando antes de reencontrarse con Akaza.

No importaba tanto como para recordarlo, por lo que en unos cuantos segundos ya había regresado mentalmente a la noche en la que se prometió recordarse con quién había estado hablando desde hace ya varias lunas.

No hay mucho que describir, en ese momento ambos se encontraban sentados en alguna parte de un bosque donde tenían la suerte de que la pálida luna iluminaba más que de costumbre, ambos sobre la fría hierva, hablando tan a gusto como ya era costumbre. O eso era por parte de Akaza, ya que Kyōjurō se había prometido fingir la tranquilidad que le mostraba.

"—Está muy tranquilo ¿No crees?" —fue una de las preguntas de parte del demonio, para empezar una conversación que tenía altas posibilidades de ser disfrutable para ambos.

"—Tienes razón, ¿De qué quieres hablar?" —fue la respuesta del cazador de demonios, quien con una sonrisa tan falsa como las que no usaba desde hace años, se concentraba en cada gesto y palabra de su contrario.

"—Hm, cuéntame ¿Has hecho algo interesante? ¿Algún demonio fuerte?".

"—Bueno, sinceramente no tengo mucho que decir, pero si te podría contar que no he tenido problemas con el trabajo" —respondió pensando en los demonios que enfrentó recientemente, aunque dejando ese tema ya en segundo plano, listo para guiar la conversación por otro lado— "Mejor dime qué has hecho tú. ¿Has dibujado algo más? ¿Viste algo interesante?" —preguntó para darle algo de que hablar. Sabe que a Akaza le encanta hacerlo.

Ahora lo ve sonreír con entusiasmo. No estaba equivocado.

"—Bueno, ya que lo mencionas..." —pronuncia con alegría. Qué envidia. Quisiera estar así de despreocupado también, pero es una verdadera lástima que no se pueda— "Me encontré unos gatos la otra noche, pasan bastante por donde estoy y trato de dibujarlos. Te lo mostraré la próxima vez".

Otro tema que para muchos podría ser irrelevante, pero que para ellos resultaba ser agradable de oír y contar.

"—Estaré esperando ansioso. ¿Y pasó algo más que me quieras contar?" —preguntó apoyando su rostro en una de sus manos, para mostrar que lo escucharía.— "Quiero escucharte".

Y ahora hasta se lo hace saber en voz alta.

"—Hm, bueno, hay más cosas que quiero decirte" —reveló. Bien, será una noche donde hay casi nulas posibilidades de que el silencio los envuelva.

"—Dímelas todas entonces" —pidió con toda la tranquilidad que nada más aparentaba tener.

Daba algo de pena que no le pudiera dar toda la atención que realmente se merecía.

Mientras que Akaza hablaba tan enérgicamente como en cualquier ocasión, Kyōjurō en lugar de centrarse en sus palabras, se concentraba más en su aspecto físico.

Lo mira detenidamente de pies a cabeza y no puede evitar fijarse en las marcas que cubrían casi la totalidad de su cuerpo, las que claramente no eran propias de una persona normal y que realmente dudaba que cualquier persona quisiera hacerse. En las uñas que tenían un color muy diferente a las de cualquier humano que haya conocido, incluso más curiosas que las de su compañero Tengen. Sabe que eso no es pintura, pero claramente sabe que no se trata de algo natural tampoco.

"Vistazos al ayer"Donde viven las historias. Descúbrelo ahora