final

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17 de mayo de 2021

Miriam se estiró sobre la cama, todavía con los ojos cerrados. Palpó a su lado y estaba completamente vacío. Decidió esperar, pensando que la granadina se encontraba en el baño.

Tras unos minutos no pudo evitar levantarse. Fue hasta la cocina, donde estaban la mayoría de sus compañeros, pero ni rastro de Mimi.

—Buenos días. — saludó con voz ronca — ¿Habéis visto a Mimi?

—Me parece que está fuera con Roi. —  comentó Eva.

Y sí, efectivamente se encontraba con el gallego, fumando, cosa que a Miriam no le gustó un pelo. Nunca le había gustado que fumara, principalmente porque odiaba el olor y el sabor del tabaco.

—¡Mimi! — gritó la gallega — ¿Qué haces?

La granadina dió un respingo por el susto, e inmediatamente se sacó el cigarro de entre los labios. Sacó una sonrisita forzada y después se mordió el labio, sabiendo lo que venía.

—¿Cuántas veces te he dicho que no fumes? — exclamó Miriam. Dió un manotazo, haciendo que el cigarro resbalarse de entre los dedos de la mayor y cayese al suelo.

—Perdón, perdón. — se disculpó, agachándose a recogerlo — Tampoco te pongas así.

—La leona se ha levantado con ganas de guerra. — rió Roi.

—Cállate. — ordenó la gallega y se volvió hacia su novia de nuevo — Y tú a lavarte los dientes.

—Sí, mi sargenta. — aceptó la rubia y entró a la casa para dirigirse al baño.

Miriam la siguió unos pasos por detrás y se tiró en la cama, mientras la otra hacía lo que le había pedido.

—¿Te has enfadao'? — preguntó Mimi observándola, desde el marco de la puerta.

La gallega negó con la cabeza y se dió la vuelta para tumbarse boca abajo sobre el colchón. La mayor aprovechó que no estaba mirándola para tumbarse sobre ella y llenar su cuello de besos, haciendo reír a la otra.

—Tonta. — rió Miriam.

—¿No tienes hambre? — preguntó tumbándose a su lado y sonriendo pícara.

—Sí, venga. — la instó la de pelo rizado, intentando contener su risa al ver la cara de la otra.

—Claro, no vaya a ser que nos interrumpa Eva otra vez. — susurró, más para sí misma, pero la gallega lo escuchó igualmente.

Entre risas, llegaron a la cocina, donde disfrutaron de un agradable desayuno con sus compañeros.

El día se presentaba tranquilo, no tenían ningún plan, simplemente disfrutar de las últimas horas en la casa, pues esa misma tarde tendrían que abandonarla y volver a sus respectivos lugares.

Decidieron pasar un día de piscina tranquilo, ya que, por desgracia, algunos de sus compañeros ya se habían ido y tampoco tenían mucho más que hacer.

Miriam disfrutó del sol, amaba embadurnarse de crema y tumbarse bajo éste, podía pasar horas así. Cada vez que estaba de vacaciones o viajaba a Galicia lo hacía, por eso siempre tenía aquél tono tan bonito de piel.

La granadina se dedicó simplemente a bañarse y disfrutar de la música que reproducían en un altavoz que tenían. Pero claro, no sin molestar de vez en cuando a su novia.

No podía desperdiciar cada ocasión que tenía de salpicar a la gallega, o tumbarse sobre ella y abrazarla mojada. Miriam se había rendido, sabía que por mucho que se quejara, seguiría haciendo lo mismo, así que no valía la pena.

IBIZA // Miriam²Where stories live. Discover now