XXII: Zhena

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Dimitri

No puedo perderla, me rehusó a dejarla ir ella no se puede morir es esencial llueve a cantaros mientras la miro dormir abrazada a una almohada afelpada, no puedo dejarla ir no quiero verla morir ni ir a su funeral no puedo vivir si mi muñeca, mi diosa y moy zhena, no imagino una eternidad sin ella, un relámpago cae con fuerza, la oigo removerse en la cama la miro, sus ojos adormitados se abren para mirarme.

-Vuelve a la cama Dimitri-Pide y palmea a su lado, me quedo allí parado la oigo bufar y levantarse al baño, me siento en la orilla de la cama mirando las pequeñas gotas de agua caer, la siento llegar por detrás y rodearme el torso deposita un beso en mi cuello.

-¿Estas bien? - Susurra con voz ronca que me pone la piel chinita, giro para mirarla esos ojos verdes que tanto amo me escudriñan, suspiro, me levanto y la cargo acomodandola en la cama yo me acomodo entre sus brazos ella me acaricia el cabello.

-Tengo miedo Mackenzie, como nunca lo había tenido ¿Qué hago yo si algo te pasa?

-Seguir adelante-Contesta con simpleza, niego.

-Si algo te pasa a ti y nuestro hijo vive lo aborreceria porque tu no ibas a estar allí.

Se me sube encima, siento mi miembro levantarse al tenerla así y más con la diminuta tanga que carga.

-Dimitri, no olvides que yo siempre estoy un paso adelante de todos no por nada me gane los títulos de la Mentira de Chicago, la Perra de la Cosa Nostra y el de  Amante del Boss, que sepa que debo morir no significa que deje de pelear por lo que amo y por quienes amo-Se acerca a mis labios y me besa con esa ferocidad tan característica de ella, se me restrega y yo palmo y amazo sus glúteos sin dejar su boca.

Bajo lentamente la tanga y meto  dos de mis dedos en su coño, la masturbo y se suelta uno que otro gemido.

-Dimitri... - Gime me siento y la acomodo sobre mis piernas, con mi mano libre le magreo las tetas rompo la pequeña camisa y le chupo los pezones el embarazo aun no es tan notorio pero se le ve una pequeña pancita.

Me quedo detallandola y ella sonríe.

-Eres hermosa una muñeca de carne y hueso-Toma mis mejillas y me besa.

-Pero también se te olvido decir que soy una diabla en el cuerpo de una mujer-Beso sus labios castamente pero de repente se escuchan balas y voces a fuera Mackenzie se levanta y se asoma por la ventana, temerosa se gira hacia mí-Son los japoneses-Se viste a la velocidad de la luz y sale disparada la ayudó a despertar a todos en la casa, Sletcher sale caminando dado que todo fue un teatro, Axel escolta a la loca de Nicole Le Blanc para ponerla a salvo con los hijos de Mackenzie, sus hombres se empiezan a poner en puntos estratégicos de la casa y los míos van conmigo para cuidarme, la sigo a la parte trasera de la casa donde intentan forzar la cerradura, Mackenzie carga una metralleta y yo una AK-47.

-¿Cual es el plan?-Le pregunto sus ojos verdes me escuadrillan, Sletcher llega con nosotros después de poner a los niños y al personal de servicio a salvo.

-Matarlos-Abren la puerta y se desata la balacera en la cocina, mis hombres nos cubren mientras disparados, Mackenzie cubre a Adrick y Axel me cubre a mi, asesinamos a todos los que intentan entrar cuatro  de mis hombres se quedan custodiando y tienen órdenes de matar al todo el que entre por allí, Axel y yo nos movilizamos a los balcones como francotiradores, Mackenzie y Adrick están abajo peleando y matando a todos solo espero salgamos todos ilesos.

Narrado en Tercera Persona

Mackenzie sabia que iba a morir que la muerte estaba cerca pero no iba a rendirse, no por saber que moriria iba a dejarse vencer tan fácil, estaba claro que los Alemanes no tenían nada que ver con esto que todo era culpa de los Japoneses disparaba a todo el que intentara acercarse, estaban teniendo muchas bajas y eso la aterraba ya que estaban débiles por el último ataque a Olimpic, Dimitri estaba angustiado las palabras que ella dijo en el hospital se repetían en su cabeza una y otra vez aterrandole cada vez más la idea de que ella podía morir ahí mismo.

Adrick protegía a Mackenzie juntos peleaban muy bien, Adrick estaba pelando con Sakura Yamamoto la hermana menor de Tadashi y le estaba dando una paliza, Mackenzie en cambio peleaba contra el mismo Tadashi había recibido una bala en el brazo derecho pero aún podía pelear, la sangre teñia su ropa.

-Hoy mueres zorra-Le dijo con rabia, Mackenzie sonrió.

-Moriré cuando a mi se me pegue la puta gana-Gruñó y le zampo un rodillazo en las bolas  para darle luego con la parte trasera de la ametralladora en la cabeza, quedo medio consciente Mackenzie le puso el tacon de la boca en el pecho y el jadeo de dolor-Si creíste que viniendo a mi casa para tratar de asesinarme y tomar mi cabeza como trofeo  iba a estar fácil creo que se te olvido de quien coño estas hablando-Le propinó un balazo entre ceja y ceja los japoneses a su alrededor la miraron con cólera.

-¡Tadashi! - Grito Sakura devastada, miro con odio a Mackenzie y se le abalanzó encima, Adrick llegó por detrás y la tomó entre sus brazos, Sakura pataleo e intentó safarse pero Adrick la sostuvo con fuerza Mackenzie se levantó aturdida del piso vio que un japonés se dirigía a dispararle a Adrick.

-¡Adrick cuidado! - Mackenzie corrió a él y lo empujó recibiendo ella el impacto de la bala en el costado derecho.

-¡Mackenzie! - Grito Adrick alterado, soltando a Sakura los Japoneses empezaron a huir al ver logrado su cometido varios de los hombres de Mackenzie y Dimitri empezaron a seguirlos.

Adrick tomo el cuerpo de Mackenzie quien jadeaba del dolor.

-Cenicienta-Le dijo entre lágrimas, Axel y Dimitri bajaron corriendo hasta ella.

-Señor Sletcher-Adrick  ladeo una sonrisa-Cuida a los niños, diles que los amo a ambos y que siempre los voy a cuidar, cuida a Dimitri ve que no cometa estupideces-Adrick negó.

-Lo harás tu Cenicienta-Ella negó.

-Yo sabía que esto pasaría, no hay nada por hacer Adrick, no hay doctor que pueda salvarme.

-No puedo perderte otra vez-Ella sonrió débil.

-Siempre estaré contigo- Dimitri y Axel aparecieron y se arrodillaron junto a ella.

-Muñeca-Dimitri levantó su cuerpo agonizante-No me abandones.

-Te dije que siempre estaré contigo, incluso más allá de la muerte.

-No, no puedes morir eres mi chica, mi Diosa, mi muñeca, mi cable a la tierra no puedes, te prohíbo cerrar los ojos-Axel miro a su amiga con dolor,Atenea llegó a la zona con la cuatro por cuatro.

-¡Suban sus traseros!-Dimitri y Adrick subieron con Mackenzie atrás y Axel adelante, Atenea conduzco como desquiciada al hospital más cercano donde Mackenzie fue metida a urgencias, los tres hombres estaban alterados temiendo por perderla.

Uno tenía miedo de perder a su amiga, a quien era como su hermana, no se imaginaba que sería de él sin ella se conocían de toda la vida eran confidentes y cómplices, el destino no podía arrebatarsela.

Otro se comía las uñas del terror que le causaba perder a la mujer de su vida, a la madre de sus hijos, a la castaña que le había sacado una sonrisa cuando él. Se sentía tan gris, a la luz entre la oscuridad, sentía la culpa carcomiendo sus entrañas ella no estaría allí si no fuese por él.

Y el último estaba impasible pero destrozado por dentro, Mackenzie era todo para él, no podía dejarla ir, el hijo que ella cargaba en el vientre era lo de menos, podían hacer más muchos más solo la necesitaba a ella sana y salva.

En el quirofano sacaban la bala con sumo cuidado había rosado ligeramente el hígado y Mackenzie entre la inconsciencia quería hablar decirles a todos que estaba bien que era lo correcto, pero no podía ni moverse por la anestesia, pensó en el día que conocío a Adrick como se veía tan arrogante en aquella oficina, pensó en su fallida historia de amor.

-¡La perdemos! - Grito uno de los doctores, cargaron las plantas de electrochoques y las pusieron en su pecho sintió la electricidad en su cuerpo.

Sus recuerdos pasaban como una cinta de video y entonces vio a sus hijos sus miradas dulces y llenas de amor, sabía que estaban en buenas manos, su pulso bajaba a pasos agigantados hasta que ya no lo hubo.

Mackenzie Hamilton Riva fue dada por muerta 24 de Junio de 2021 a las 4:30 de la mañana por un paro cardíaco y graves lesiones internas.









Perfecta Tormenta (Mentiras #2) ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora