Tras la tardía presentación de su segundo género, Chifuyu se ve envuelto en el peor problema que la vida pudo darle. Si ser un beta dentro de la ToMan está mal visto, ni pensar cómo reaccionarán sus compañeros al enterarse de que acaba de tener su p...
N/A: Holaaa, cuánto tiempo ha pasado. Quería darles las gracias por tener tanta paciencia y esperar una actualización que, para varear, llegó tarde.
Sin más que agregar, espero disfruten la lectura. <3
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La atmósfera dentro de aquel almacén abandonado, donde la ToMan suele frecuentar para sus reuniones de líderes, es tan palpable e imponente que al rubio le ha entrado el pánico apenas se presenta en el lugar.
Terroríficos, sí, los alfas grandotes y fornidos como Draken, Mucho, Hakkai y Baji lucen terroríficos cuando le ponen la mirada encima. Dios, qué ha hecho mal para recibir esas miradas cargadas de odio, además de haber llegado tarde. Trató de convencerse a sí mismo unas cuantas veces de camino hacia el lugar que no había de qué preocuparse, pero ahora que tiene, por lo menos, a seis alfas acechándolo con los ojos puestos en él, piensa que sí había de qué preocuparse.
Para amenizar el ambiente, trata de escabullirse detrás de los tótems que tiene por compañeros. A juzgar por la posición en la que Mikey está sentado y el aire sepulcral dentro del almacén, el líder ha de estar hablando de un tema importante.
Takemichi trata, realmente lo hace, de no llamar la atención al caminar, lo hace despacio y lento, para no provocar ni el más mínimo sonido, sin embargo, su pie tropieza con un montón de escombro molido que hay (o había) en el suelo del almacén, provocándole estampar su cara contra el suelo. Llega a ser un poco cómico. El golpe seco de su cuerpo contra el piso resuena entre las paredes, provocando un silencio incómodo tras ello y todos parecen querer golpearlo: acaba de interrumpir a Mikey. Genial. Takemichi comienza a pensar que la idea de enterrarse vivo no parece tan alocada después de todo.
Desde su lugar, Mikey le mira, ladeando la cabeza hacia un lado mientras juguetea con sus pies en el aire, como un niño pequeño. Se carga una expresión tan enternecedora encima que lograría engañar a cualquiera que se cuestionase sus habilidades.
Takemichi realmente espera salir vivo de esta.
—L-lo siento —se disculpa entre balbuceos, aturdido de pies a cabeza. Vaya golpe que se ha dado, y encima se ensucia el uniforme que su madre lavó la noche anterior. Un genio.
La atención de todos, entonces, se centra en su presencia, en cada movimiento que hace y planea hacer después de levantarse y sacudir todo el polvo de su uniforme. Lo están juzgando en sus cabezas, en voz baja, analizándolo con esas miradas de alfa que a Takemichi tanto le intimidan.
Tiene dos alternativas en aquel punto: disculparse otras cinco veces y luego permanecer callado hasta que todos decidan abandonar el lugar o, simplemente correr y no parar, huir por su vida y no volver a verles las caras nunca más.
—Menuda aparición —suelta el líder, divertido, travieso y juguetón.
A Takemichi se le encienden las mejillas de vergüenza y los demás líderes de la ToMan explotan en carcajadas, burlándose de él en su propia cara. Qué gracia les hace, no entiende, lo conocen de hace meses, ya deberían estar acostumbrados a su característica idiotez.
