Capítulo 13

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Por fin llegó el día tan esperado, dos de setiembre

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Por fin llegó el día tan esperado, dos de setiembre.

Me había despertado a las seis y media de la mañana, para ducharme y preparar todo lo que necesitaba, también preparé el uniforme, chaquetilla, pantalones y un mandil, todo de color blanco, más los zapatos en un compartimiento de la mochila aparte. Desayuné un café con tostadas, tenía que alimentarme bien, ya que sería un día bastante duro. Cogí todo lo que necesitaba, y a las siete y media salí de casa para ponerme en camino hasta la Gelatería Alberto Pica, que estaba en La via della Seggiola. Tuve que coger un metro que me llevó dos calles más arriba, asique caminé tranquilamente, ya que aún tenía tiempo, me sobraban diez minutos.

A las ocho en punto de la mañana entré en el local, allí había dos chicas más y un chico. Por las mochilas que traían supuse que también eran aprendices, asique me sentí mucho mejor, no estaría sola.

-Buenos días alumnos.-Saluda una mujer desde detrás de la barra que había.-Me alegra saber que sois puntuales.

-Buenos días.-Saludamos los cuatro al unísono.

-Antes de nada, tengamos una pequeña reunión.-Propone la dueña de aquel lugar.-Más que nada para conocernos, resolver dudas y coger un poco de confianza, ya que trabajaremos juntos durante todo el curso.

Nos sentamos a la mesa, estábamos todos callados mientras esperábamos que nuestra maestra cogiera todo lo que necesitaba. Cuando por fin se sentó con nosotros, primero nos nombró uno a uno para saber si estábamos todos, y efectivamente, éramos los únicos aprendices.

-Bueno, yo me llamo Vesta y seré vuestra maestra heladera este año en el módulo práctico, ya que también tendréis días con el maestro Andrea Stortini en su escuela.-Se presenta con una sonrisa tranquilizadora.

Nos presentamos uno por uno, y yo era la única compañera extranjera, aunque me trataban como una más, como si ya fuese de Roma, algo que me hacía sentir bien. Vesta nos enseñó la parte de fuera de la barra, luego lo de dentro para que nosotros atendemos algún día, y finalmente la parte importante de la heladería, el Obrador, allí tenían siete máquinas de un tamaño medio y tres de ellas grandes.

También nos enseñó donde estaban los vestuarios, para cambiarnos al llegar y cuando acabásemos. Estuvimos durante tres horas aprendiendo como desmontar y volver a montar una de las máquinas grandes, ya que después de cada jornada, teníamos que limpiarlas. Vesta nos entregó a cada uno de nosotros un libro de recetas de helados, sorbetes y algunas otras cosas que vendían, lo estuvimos ojeando y comentando. El ambiente que teníamos era muy bueno, todos teníamos ganas de aprender y eso ayudó mucho durante todo el tiempo que estuvimos juntos.

A la una y media de la tarde nos despedimos de la maestra, salimos del local y en la misma puerta nos dimos los números de teléfono para hacer un grupo y estar en contacto siempre. Después se fueron despidiendo uno a uno de mí. Yo me quedé un poco alejada de la puerta, ya que Elisa y yo habíamos quedado cuando saliera aquí.

EL PODER EN SU MIRADAWhere stories live. Discover now