Capítulo 5 [II Temporada]

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- Dos semanas más tarde... 

Estábamos en la furgoneta de camino a casa, por fin. Habían pasado dos semanas, habíamos estado en la mitad de países de la gira, pero por temas de salud tuvimos que ponerle un punto y aparte y volver a Roma. En el último concierto que dieron en Bélgica, Damiano tuvo una caída bastante mala y se rompió el tobillo izquierdo. Sin duda de esta manera era imposible continuar con la gira al completo. Luna, la mánager de los chicos de manera sensata y con la mente fría se saltó todas las indicaciones que la discográfica había dado, ya que no querían que aplazasen la gira, por obligación tenían que continuar a pesar de que Damiano tuviera una escayola en la pierna y unos dolores impresionantes. 

Durante las dos semanas anteriores tuve que estar pidiendo favores, ya que llamé a la conserjería de educación de mi ciudad para denegar tanto la beca como el curso en especialización de helados. Como era de esperar, tendría un plazo máximo de tres días para salir del piso que me habían asignado y buscarme la vida. Ethan me ayudó mucho, ya que llamó a su madre para pedirle que fuese a mi casa, recogiera mis cosas y las llevase a su casa. También habló con el equipo para que durante la gira me enseñasen todo lo que hacían, tanto luna, como los técnicos de sonido, el personal de vestuario y  peluquería, en resumen, los conciertos los pasaba aprendiendo, antes, durante y después estaba pendiente de todo lo que me enseñaban. 

Cuando mi madre se enteró de lo que había hecho, dejar los estudios, me llamó bastante cabreada, a penas me dejó hablar para explicarle porque había decidido tomar esa decisión, me agobió de tal manera que la colgué y no volví a coger sus llamadas hasta ahora, que se cansó de llamar seguramente. Mi tutora también me llamó, tampoco se lo cogí, pero me mandó un mensaje que leí y no respondí.

Realmente no sentí dolor, ni tristeza por las cosas que me dijeron, era lógico que estuvieran dolidos conmigo, pero no tenían ni idea de lo ocurrido, y tampoco sentían interés por saberlo, asique no insistí

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Realmente no sentí dolor, ni tristeza por las cosas que me dijeron, era lógico que estuvieran dolidos conmigo, pero no tenían ni idea de lo ocurrido, y tampoco sentían interés por saberlo, asique no insistí. La vida que estaba llevando desde que conocí a Maneskin hasta ahora me gustaba mucho, me sentía libre, no había prejuicios, críticas destructivas, al revés, entre nosotros no todo era de color de rosa, teníamos momentos de tensión por diferentes motivos, pero siempre hablábamos las cosas y solucionábamos todo de manera tranquila. 

-Mary cariño.-Llama mi atención Ethan.-¿En qué piensas?

-No, en nada.-Respondo volviendo al mundo actual.-¿Por qué? ¿Qué pasa?

-Ya hemos llegado.-Besa mi mejilla tiernamente.-¿Vamos?

Asentí mientras abría la puerta de la furgoneta, nos despedimos de Luna, que era la única persona que quedaba con nosotros, sacamos las maletas y seguí a Ethan a su casa, donde vivía solo desde hace un par de años. 

Subimos a su piso, era el ultimo del edificio, y tenía para él la azotea. Nada más entrar en la casa nos encontramos a su madre esperando en el salón, algo que nos pilló totalmente de sorpresa. Ella nos miró bastante ilusionada, pero mi cara tuvo que ser un cuadro, todos aquellos planes que habíamos hecho Ethan y yo en el avión de vuelta a Roma se nos habían ido al garete.

EL PODER EN SU MIRADADonde viven las historias. Descúbrelo ahora