Final + Epílogo

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(Para que no se vayan a confundir, el principio del capítulo es igual al del final oficial)


Un mes después

Laura

El último mes ha sido sin lugar a duda uno de los mejores de mi vida, hablé con Iker y afortunadamente no se vio tan afectado tras la noticia, después de que Diego me propusiera matrimonio en mi cuarto no nos separamos ni un solo segundo, sin embargo ninguno de los dos ha tocado el tema de la boda y por último Diego aún no le dice a Omar que él es su padre, primero quiere pasar más tiempo con él para que la noticia no sea tan impactante para Omar.

—¿Lista? —Pregunta Diego mientras se asoma a mi habitación.

Agarro mi bolsa y asiento —¿Ya me vas a decir de qué se trata esto?

Esboza una sonrisa de lado —Pronto lo verás.

Una vez en el auto Diego se pone sus lentes oscuros y baja las ventanas, observo como los músculos de sus brazos se tensan mientras mueve el volante mientras pienso todo lo que hubiera evitado si tan solo le hubiera contado toda la verdad desde el principio.

—¿Vamos a algún lugar poco común de los que luego se te ocurren? —Pregunto riendo.

—No es tan poco común, pero se me ocurrió ayer mientras... Nada, el punto es que nos la vamos a pasar como si fuera el último día de nuestras vidas.

—¿Deprimidos? —Pregunto alzando una ceja —Si supiera que es el último día de mi vida, no podría pasarla bien por el hecho de saber que es el último día de mi vida.

Diego suelta una risa —Bueno, si fuera el último día de mi vida haría que fuera también el mejor y para eso tendría que tenerte a mi lado—Toma mi mano sin quitar la vista del frente y deja un beso en mis nudillos robándome el aliento como siempre.

El auto frena en un lugar que jamás había visto y se ve hermoso, es un espacio abierto, todo está cubierto de pasto y lo que sin duda más me gusta es el gran establo donde corren algunos caballos—Diego...

—¿Te gusta? —Pregunta y puedo sentir su mirada sobre mí, asiento —Bienvenida al mejor día de tu vida, Lau.

Un señor viejo, gordo, vestido con una playera de cuadros y una barba blanca se acerca a nosotros, Diego le dice algo que no logro entender bien y luego estrechan las manos, Diego camina hacia mí mientras el señor hacia el establo —¿Sabías que sé montar a caballo? —Me pregunta y niego —Yo tampoco, pero lo que bien se aprende nunca se olvida —Se encoge de hombros —Y espero haber aprendido bien —Dice guiñando un ojo, luego toma mi mano y empieza a arrastrarme a donde están los caballos.

Una vez llegamos al establo, Diego se brinca la barda y se mete, me extiende su mano ayudándome a entrar a mí también —Elige el que quieras, vamos a dar un paseo.

—¡¿Qué?! —Exclamó emocionada y con un poco de miedo —¿No será peligroso?, ¿Y si... —Me calla con un beso.

—Jamás haría algo que te pusiera en riesgo —Dice mirándome a los ojos, amo que me vea de esa forma, el mundo a nuestro alrededor desaparece por unos segundos hasta que pego un brinco del susto al sentir algo en mi espalda, Diego ríe y me doy la media vuelta para encontrarme con un hermoso caballo blanco.

Acaricio su cabeza y Diego también —¿Este? —Pregunta.

—Si.

Diego se sube con una agilidad que me sorprende, él también se ve sorprendido, me extiende su mano y sin estar muy convencida la acepto, casi caigo un par de veces antes de estar bien acomodada en el caballo, me agarro de la cintura de Diego y suelto un grito cuando empezamos a avanzar a una rápida velocidad, el caballo salta la barda saliendo del establo, me aferro más a Diego hasta que me siento segura y aflojo mi agarre, empiezo a disfrutar del viento impactando en mi rostro, del hermoso paisaje y pienso en la plática que tuvimos en el auto, si este fuera el último día de mi vida, sin duda sería también el mejor y más con Diego a mi lado.

El Secreto de mi VecinaWhere stories live. Discover now