Capítulo cuatro.

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IV: RECUERDOS.

Amelie entró en su auto luego de haber caminado por un gran rato en el bosque, sus pantalones deportivos estaban un poco sucios y llenos de algunas hojas secas pero no le importaba, el haber salido a caminar un poco la había relajado.

Luego de aquella extraña platica con la señora Petrov, decidió quedarse en casa por un rato pero tras darse cuenta que aquellas palabras no debían afectarla y llenarla de miedo, pensó en que tal vez recorrer la ciudad no sería mala idea.

No había tenido tiempo de hacerlo desde que llegó.

Así que cambió su ropa a una deportiva y lo segundo que supo fue que se encontró yendo hacia el bosque. Caminó un poco, en un radio cercano a su carro, hacía años que no se encontraba ahí y no quería perderse. Se dejó llevar por la pequeña brisa y los rayos de luz que la luna emitía, quería decir que la noche era bonita pero había algo que irradiaba de ella que la hacía sentir un tanto... no segura, pero decidió ignorarlo.

Recorrer aquel bosque, provocó desenterrar ciertos recuerdos que tenía bien ocultos en el fondo de su mente. Recuerdos de su adolescencia, recuerdos con nadie más que Derek Hale. Todas aquellas tardes en las que solían encontrarse, corriendo entre los inmensos árboles y jugando entre ellos, las tardes que se convertían en ella intentando 'huyendo' de Derek para finalmente terminar en el suelo, rodeada de hojas porque Derek la había atrapado y tacleado ligeramente para después comenzar una guerra de cosquillas que terminaría en nada menos que en una sesión de besos.

Como añoraba aquellos momentos.

Su sonrisa se convirtió en una de nostalgia y apretó el volante debajo de sus manos para intentar borrar aquellos pensamientos mientras negaba. Encendió el auto y comenzó su camino hacia la escuela.

Amelie quiso llamarse así misma masoquista. Sabía que el ir hacia allá también la llenaría de recuerdos con aquel chico, porque su vieja preparatoria también había sido el escenario de infinidad de momentos al lado de Derek. Como aquellas veces que se encontraban en los pasillos y él simplemente le guiñaría y provocaría que ella se sonrojara. O las veces en las que ella se quedaría hasta el final de sus prácticas de baloncesto y caminarían de la mano a casa. O las veces en el que el la esperaría todas las mañana en su casillero para desearle una buena mañana.

Dios, sí que era una masoquista.

Tal vez incluso la escuela estaba cerrada. Era muy tarde pero no quiso perder la oportunidad de echarle un vistazo.

Así que una vez que se encontró en el estacionamiento del lugar, aparcó su móvil y salió de él, colocando mejor su suéter y caminando silenciosamente hacia la entrada de la escuela. Sonrió, estaba segura que podía ver sus años de preparatoria frente a ella. Ese extraño sentimiento recorría su cuerpo. Era como si realmente fuera de nuevo una adolescente y pudiera verse así misma de pequeña. Su visión la estaba haciendo ver cosas que no estaban ahí.

Soltó un suspiro y cuando estuvo frente a las puertas del pasillo principal, intentó empujarlas sorprendiéndose de que pudiera abrirlas. Entró al pasillo y comenzó a caminar en él. Estaba segura que podía escuchar los murmullos, las risas y todo aquello que acompañaba a una mañana normal hacia unos años atrás, estaba segura que podía ver a sus compañeros caminar de allá hacia acá, charlando y bromeando y estaba segura que podía ver a Derek esperándola en su casillero... como todos los días, con una gran sonrisa.

Pero nada era real. Todo estaba en su mente.

Así que su sonrisa se desvaneció cuando llegó a su casillero y se dio cuenta que todo estaba en su imaginación. Derek no estaba ahí y ese ya no era su casillero.

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⏰ Last updated: Jun 28, 2021 ⏰

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Eighteen ; Derek Hale.Where stories live. Discover now