Prólogo

431 71 25
                                    

Oops! This image does not follow our content guidelines. To continue publishing, please remove it or upload a different image.


Siento pesadez en mi cuerpo que me indica que ya debo ir a descansar, pero el sol ocultándose me parece tan hermoso que me quedo disfrutando en silencio, el sonido de la brisa golpeando mi rostro y el color rojizo del cielo anunciando el atardecer.

Uno de mis momentos favoritos del día.

Con una sonrisa me levanto del columpio y miro el parque solitario decidiendo que ya es hora de ir a casa, mamá se preocupará si no llego pronto.

Debo darle la triste noticia de que fui despedida porque mi jefe descubrió que soy menor de edad. Al parecer tener 17 años es sinónimo de que no puedo cumplir correctamente mi trabajo.

Trago las ganas de llorar, tan solo necesito ser aprobada, solo eso y los problemas que tenemos ahora no estarán más. Dolerá partir, pero es lo mejor para ambas. Justo ahora más que ser una ayuda, soy una carga para mamá.

Camino tarareando con suavidad una canción hasta que me detengo frente a la casa deteriorada. Lamo mis labios y dando un último suspiro preparo una sonrisa alegre adentrándome a la casa.

—¡Ya llegué!—grito con una sonrisa buscando a mi madre. La veo sentada mirando la mesa fijamente—¿pasa algo?—cuestiono adentrándome con suavidad. Ella me mira con una nerviosa sonrisa, mis manos de inmediato tiemblan cuando veo un sobre la mesa—¿es lo que creo que es?—cuestiono dando pasos leves y mamá asiente con una sonrisa.

—Es la carta de la preparatoria—confirma y tomo el sobre entre mis dedos temblorosos.

—Dios, estoy... Tengo miedo—susurro mirando el sobre—lo que siempre he querido está en abrir este sobre, mamá—ella se levanta para caminar hasta mí y darme un suave abrazo.

—Vamos, mira lo que dice cariño—asiento y con el corazón latiendo fuertemente, abro el sobre y saco la carta.

Mamá espera con paciencia y al final una lágrima baja de mis ojos y giro a mirarla con una sonrisa.

—¡Aprobada!—grito y ella sonríe abrazándome—¡he sido aprobada mamá!—chillo con felicidad.

—Felicidades, cariño—sonrío mirándola.

—Nuestra suerte cambiará, mamá, todos me escucharán—ella asiente con felicidad.

—Lo harán cariño, seguirán el ritmo de tu voz—susurra.

Pronto... pronto estaré en el mismo lugar que me hizo admirarlo todos estos años.

Sigue el ritmo de mi vozWhere stories live. Discover now