2.- Novedades

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Sunggyu se levantó temprano esa mañana, aunque nunca tenías ganas de ir a la escuela, apenas contaba con 17 años y se encontraba en la preparatoria, como todos los días se puso su uniforme y preparó su mochila, peinó su cabello castaño claro frente al espejo, siempre era el mismo retrato, su piel pálida, sus pequeños ojos color miel, heredados de su padre, aunque su mirada siempre estaba triste, intentó fingir una sonrisa hacia el mismo fallando miserablemente, aunque se daba ánimos, ya casi cumplía la mayoría de edad y sería libre de trabajar y vivir por su cuenta, estaba enfadado de escuchar decir a su tía que era un estorbo y que contaba los días para poder echarlo de su casa.

Caminó a la cocina encontrándose restos de botellas de soju y snacks que su tía compartía con los hombres que llevaba a su casa en las noches, al llegar tenía prohibido salir de su habitación después de que ella llegara, encontró solo unos cuantos billetes para su transporte a la escuela aunque no le alcanzaba para comer algo de la cafetería, por ese motivo y a escondidas de su tía estaba trabajando por las tardes en una biblioteca que manejaba un viejo amigo de sus padres, no ganaba mucho pero le servía para cubrir algunos de sus gastos.

Al no haber nada en la vitrina de la despensa solo tomó un vaso de leche y salió de la casa cerrando con llave.

Estaba iniciando el invierno así que el clima era muy frío, se abrazó a sí mismo y comenzó a caminar.

Vivía en una sección de la ciudad de clase alta así que era privado, por lo general todos salían del fraccionamiento en coche, tenía que caminar varias cuadras para tomar el autobús.

El camino fue tranquilo como todas las mañanas, era temprano así que no había mucho tráfico.

Se bajó en la parada correspondiente y vio la fachada de la escuela, la cual rezaba en letras enormes y doradas "Colegio Woollim" era un edificio grande de tres plantas de color marrón, y grandes ventanales, había muchos coches llegando dejando en la entrada a los estudiantes que ingresaban al lugar, el avanzó con cuidado por la acera hasta llegar a la entrada, entrando con la cabeza baja y sin mirar a nadie, procuraba no llamar la atención de ninguna manera, o estaría en problemas, ya le habían hecho de todo: sus libros empapados en la piscina de la escuela, le habían escondido su ropa después de deporte, le habían lanzado todo tipo de comida, entre otras cosas, todos sabían lo que pasaba pero nadie hacía nada por defenderlo, solo era un omega que causaba lastima.

Estaba a punto de llegar a su casillero cuando una mano lo detuvo por la espalda, solo se sobresaltó.

-¡Hola rata!, ¿Qué tal tu fin de semana?, - preguntó una voz que reconoció como la peor de sus verdugos: Seo Jisoo.

El solo se giró sin mirarla.

-¿Necesitas algo?,- preguntó en voz baja.

Jisoo era omega como él pero su posición económica le daba poder en la escuela, su familia tenía una cadena de tiendas de ropa, su madre era diseñadora.

-De hecho sí, ya que somos buenos amigos, quiero que hagas el aseo del salón por mí esta tarde, ya sabes, me acaban de hacer manicure y no quiero arruinarlo, ¿de acuerdo?,- le dijo dándole una sonrisa falsa.

Solo asintió en respuesta.

-Muy bien, que bueno que no olvides tu lugar aquí, - le revolvió el cabello con fuerza dándole un empujón contra los casilleros y se fue, riéndose con sus amigas.

Se incorporó como pudo y trató de arreglar su cabello, soltó un suspiro y llegó a su casillero, lo abrió con cuidado por si había alguna sorpresa esperándolo pero por suerte no había ninguna, estaba poniendo sus cosas cuando escuchó revuelo en la entrada, todos se acercaron a ver qué es lo que pasaba dio una mirada sin moverse de su lugar, cuando un olor fuerte y muy agradable lo golpeó, sin duda era el de un alfa y por la intensidad estaba seguro de que se trataba de un alfa puro, un chico de buena complexión física, piel blanca y cabello negro como el carbón apareció en su rango de visión, estaba impresionado que no se dio cuenta que lo estaba mirando hasta que cruzaron miradas, de inmediato bajo la suya al suelo y le dio la espalda, sintió un suave sonrojo, el chico paso sin darle atención con toda la escuela siguiéndolo, hasta que escuchó a sus compañeras cuchichear.

The way to you...Donde viven las historias. Descúbrelo ahora