Capítulo 2

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Del otro lado de la línea de raíles nos encontramos con el pequeño pueblo de Portoroso, un pueblo pesquero de gran renombre entre sus alrededores, sus pintorescas calles y casas hacían notar el tiempo que este lugar tenía ya construido

Hogar de decenas de personas y de un par de monstruos marinos, de entre los cuales destaca uno cuya ayuda en la pesca se ha hecho notar con los días, así es, hablamos de nuestro querido Alberto Scorfano

Este último año le ha permitido finalmente experimentar lo que es tener una familia al quedarse con el más grande pescador de Portoroso, Massimo Marcovaldo, quien ahora consideraba su padre

Pero está no era la única familia que tenía, además del señor Marcovaldo, Alberto contaba con la familia Paguro, la familia de su mejor amigo, quienes tras su partida, decidieron que era hora de conocer aún más al muchacho que los convenció de dejarlo ir a la escuela

Cómo era de esperarse, los padres de Luca rápidamente le tomaron cariño, veían bastante nobleza y diversión contenidos dentro del muchacho. Su nivel de confianza creció a tal punto en el que incluso le permitieron trabajar con su pequeño rebaño de peces

– Mona lisa, ¿Por qué estás sonriendo?

El pez mencionado solamente negó ligeramente con la cabeza

– Mona lisa...

Alberto volvió a nombrarla en un tono autoritario mientras la miraba con una ceja levantada, ante esto, la pequeña pez dejó salir a un par de peces de su boca

– Vamos chicos, ya vamos algo tarde

Dijo Alberto mientras nadaba detrás del pequeño rebaño, nadó a través de los grandes campos de cultivo saludando a uno que otro monstruo marino que se topaba

– Bien, si necesitan algo solo díganme

Inmediatamente los peces comenzaron a comer las algas que crecían del suelo, Alberto vió a todos una última vez y decidió sentarse en la pequeña roca que se encontraba en medio de la zona, el sonido de los peces comer más la tranquilidad del ambiente hacían que poco a poco Alberto se sintiera aburrido

– Hola, Smuca, ¿Qué cuentas?

Dijo mirando aquella escultura de piedras que Luca había puesto ahí, ahora estaba un poco descuidado ya que tenía un par de algas sobre su cabeza y cuerpo, suspiró como si estuviera esperando una respuesta de aquel ser inanimado

– Prometo que pronto te limpiaré, está vez lo digo enserio

– Sabía que estabas loco pero no creí que tanto

Una voz lo hizo dar un pequeño salto, miró hacia atrás y suspiró aliviado

– Solo eres tú, Piero

– Perdón por decepcionarte

Dijo en un tono burlesco, Alberto solamente rió un poco y le hizo una seña para que se sentara en la roca, este con aceptó y tomó asiento junto a él

– ¿Qué haces por aquí?

El monstruo de tonalidades moradas miró a su contrario con curiosidad

– Solo quise venir a verte, las cosas en los campos de pepinos de mar están muy aburridas

Piero se recostó colocando sus brazos detrás de su cabeza, suspiró con tranquilidad y cerró los ojos para descansar un rato

– ¿Y tú qué haces aquí?

Preguntó aún ya sabiendo la respuesta que Alberto le iba a dar

– Ayudando a los Paguro con su rebaño

Amor marino |Luca|Where stories live. Discover now