Hora de dormir

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Pareja: LxLight

Mundo: Alterno

Palabras: 730

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La vida como pareja no es tan difícil, aun teniendo en cuenta que hablamos de dos detectives.

L puede ser muchas cosas, ojeroso, adicto al azúcar, adicto al café, no diabético, extraño, inteligente e infantil, Light puede con todas esas cosas, de todos modos no lo ve como algo malo, al contrario es unos de sus encantos.

Como su obsesión con el azúcar, aunque le preocupa su salud tanto física como mental, siempre carga un dulce consigo ya sea para cualquier cosa, comer postre todo el tiempo no siempre es malo, mas cuando ambos lo cocinan les da alegría y tiempo en pareja.

Pero algo que realmente no es de su total agrado, es la tan conocida y difícil hora de dormir, por muchas cosas.

— L, ya es tarde, vamos a dormir — decía cansado un castaño.

— Mm... No tengo sueño — hablaba mientras comía su rebanada de pastel.

— No, ya ni se cuantos días llevas sin dormir.

— Solo 3 días, no es mucho.

— Ni hablar, dormirás hoy, por tu bien, así que vamos — lo arrastraba mientras L se dejaba divertido por la situación.

— Auch... — se quejo cuando su cabeza topo con un escalón golpeándose con el piso — Light — se sobaba su cabeza.

— Uy, perdón — dijo medio falso, el sueño le estaba afectando.

Lo arrastro hasta la cama, y lo subió como pudo, cansado se acostó feliz por haber terminado la tarea.

Eso es lo que querría pero el problema apenas empezaba.

L se sentó en su forma de siempre, mientras sacaba una computadora de quién sabe dónde.

— El sospechoso se dirigió a la salida norte, pero si le quedaba más cerca la sur, acaso esconde otra cosa... — susurraba analizando su próximo caso.

Light se quedó mirando al techo, ya sabiendo que esto llevaría tiempo.

— L, deja eso y duerme — cerró la computadora, y se volvió a acostar.

No tardó ni 30 segundos cuando nuevamente estaba investigando.

— Si tomo un autobús a la ciudad de Kanto, uh, Kanto — seguía susurrando.

— L a dormir — le cerró la computadora.

Después de unos cuantos intentos más, lo logro, la computadora fue abandonada en algún lugar de la habitación y el azabache se acostó por fin.

Al fin paz y tranquilidad para poder dormir.

— Entonces quiere decir que el sospechoso es más de lo que creíamos — susurro nuevamente.

— ¡L! — se quejo Light.

— Light si tú fueras este sospechoso,
¿Hubieras usado esa salida para ser más obvio? — le pregunto.

— Supongo que usaría la que te despistara de mi verdadero objetivo — respondió.

— Verdad, entonces asunto resuelto, el es el verdadero culpable, gracias Light.

— Bien ahora ya podemos dormir, cierto — dijo y se tapo con las cobijas.

No pasó ni un minuto, cuando...

— Light...

— ¿Por qué?, ¿Por qué me torturas así?, Solo quiero dormir — se quejo dramáticamente.

— Te dije que no tenía sueño — le respondió lo obvio.

— Te contaré un cuento — le dijo harto de la situación pero realmente emocionado, L solo asintió ante la nueva idea.

— Había una vez, un caballero de brillante armadura, cabello castaño y hermoso, que tenía que salvar a una rubia princesa — narraba Light.

— Que predecible — dijo L.

— En el camino se encontró con un dragón blanco, quien lo atacó de repente, pero con su poderosa espada lograba hacerle frente — seguía narrando.

— Le ganó, rescató a la princesa y vivieron felices para siempre — rodo los ojos.

— Pero el dragón era muy fuerte, para el caballero, que aunque era muy bueno, necesitaba ayuda — L empezó a ponerle atención a la historia — Fue entonces cuando apareció el caballero de armadura blanca, que resaltaba su cabello azabache, Ryuzaki se llamaba.

— Soy yo — resaltó el azabache.

— Entonces con su poderosa ayuda, juntos lograron derrotar al dragón, salvaron  a la princesa y combatieron al mal juntos, fin — termino su historia.

— Wow, no vi venir eso giro de la historia, el hecho de que saliera un nuevo coprotagonista, lo demás si fue predecible — confesó.

— Bien, entonces a dormir — le pidio Light, lo arropó, le dio su beso de buenas noches y se acostó junto con él.

— Light, los caballeros se enamoraron — le pregunto.

— Si, porque no.

— Y entonces hicieron eso después — siguió preguntando.

— Uhum — le pregunto medio dormido.

— ¿Podemos hacerlo tú y yo? — pregunto por último.

— Si quieres...

— Bien — se dio la vuelta y se dispuso a dormir.

— ¿Uh? — reacciono el castaño — ¿Hacer que cosa?

— Tener sexo — le contesto dormido.

— Ah... ¡¿Qué?!, ¡Lawliet! — ahora sería el, el que no pudiera dormir.

Lawlight • One-ShotsDonde viven las historias. Descúbrelo ahora