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La luz del día entro por la ventana hasta llegar en el pequeño castaño que respiraba con suavidad sobre aquella cama.

Con un suave movimiento comenzó a despertar estirándose  para después sentarse en ella, miro al rededor frotando con sus dos puños sus adormecidos ojos color miel, suspiro mirando un rincón como si fuera lo más interesante del mundo.

Cuando de pronto reaccionó brincando en su cama poniéndose de pie dejando ver su pijama rosa de patitos amarillos.

— ¡No puede ser! — corrió gritando en todo el cuerpo como loco hasta entrar al baño, era demasiado tarde, se sentía muy mal por no asistir a la primera clase. — ¡No pude ver sus esculturales cuerpos en la clase de natación! ¡No! — bueno...tal vez era por eso.

Después de vestirse como un rayo y arreglarse un poco entro al auto haciendo un berrinche, mientras él chófer ya acostumbrado a la actitud del castaño solo nego mientras comenzaba a conducir con una pequeña sonrisa.

A los minutos llegó comenzando a correr lo más rápido que puede para poder ver aunquesea unos minutos a esos hermosos chicos con el cabello mojado, pero la clase ya había terminado, con un pronunciado puchero golpeó el suelo con su pie.

Pensó ir a la siguiente clase pero los murmullos al rededor lo hizo detenerse, observó a todos donde se mantenían en un grupo mientras miraban a otro lugar, confundido y curioso a la vez se acerco paso por paso hasta llegar aún lado de ellos, todo un mishishi.

— Nunca lo había visto tan enojado, tengo miedo de tan solo verlo — escuchó a una rubia susurrar.

Al ver los hablar y casi no escuchar muy bien, se acerco más con cautela mientras acercaba un poco su cabeza, quería saber el chisme.

— Aún no puedo creer que alguien se atreviera a golpearlo — hablo un chico alto de cabello morado.


           ¿Ah quien golpearon?


— También no puedo creerlo, golpearlo con una cámara eso debió doler mucho, su nariz esta muy morada — los colores se le fueron como el humo en el rostro del castaño que con un pequeño grito hizo sobresaltar al grupo.

— ¿Quien eres tú? — Taehyung solo nego ante la mirada de aquel chico que lo observaba de pies a cabeza.

— Yo...yo...me tengo que ir — se inclino y con la misma rapidez paso a lado de ellos con una mirada inocente.

Con el corazón en la mano camino por los pasillos en busca de su salón, nunca había escuchado una conversación ajena pero realmente le llamo mucho la atención, pero no quería hablar con ellos.

Al llegar a su salón fue a los asientos de en medio en espera del profesor.

Al tener 20 años parecía más ser un niño de 15 años, bajo, delgado y cara de bebé.

Sus padres se mantenían trabajando fuera del país quedando en manos de la Sr Lee, una mujer que era la reencarnación de Satanás, de tan solo verla puede jurar que unos enormes cachos salen de su cabeza, además de tener una insoportable hermana mayor llamada Lisa, es hermosa y carismática.

¡Ja! Parece más bien la hija dela llorona, que en vez de decir "Dónde estan mis hijos" dice "Dónde están mis calzones" después de que sus tres conejos acabarán con todo su armario.

De tan solo recordar a uno de los esponjosos conejitos llevando su sujetador lo hacía reír de ternura.

Sus pensamientos fueron interrumpidos cuando todos comenzaron a entrar y tomar asiento, él profesor entro detrás de los que serían el consejo estudiantil.

Con su mano recargaba su mejilla mientras con la otra golpeaba el lápiz en el libro, las charlas de ellos lo hacían querés dormir pero para poder obtener más contenido tenía que soportarlo, hasta que él presidente estudiantil hizo presencia en el salón mirando hacia nosotros.

El lápiz del castaño cayó al suelo al ver aquellas benditas en su nariz un poco morada.


¡No puede ser golpee al presidente estudiantil!

 

Comenzó a golpear su cabeza con su libro confuerza no pasando desapercibido por aquel pelinegro.


¡Idiota! ¡Tonto! ¡Golpea presidentes!, ¡Estoy muerto! ¡Ah..!


— ¿Acaso no le gusta nuestra idea? — pregunto con los ojos fijos en el castaño que aún no dejaba de golpearse con el libro. — ¡Tú!, él que quiere meterse el libro dentro de la cabeza —

Inmediatamente Taehyung se detuvo observando al rededor con ojos nerviosos hasta parar donde el pelinegro que lo analizaba con la mirada.

— Se que es difícil aprenderse algo pero no puedes meter un libro en la cabeza de esa forma — las pequeñas risas de todos resonaron en todo el salón.

Sus miradas se cruzaron por unos segundos dónde él pelinegro lo miraba confundido con el ceño fruncido.



¿Donde había visto a ese castaño?










TaTa —

UN FUNDASHI SUELTOWhere stories live. Discover now