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— ¡Eres una niña hermosa, Mei!

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— ¡Eres una niña hermosa, Mei!

— Por supuesto que lo es, mira a quien tiene de madre.

Eijiro comenzó a reírse cuando Jiro dijo aquello como si nada, ordenando la mochila de la niña, ya que pasaría esos días con ella luego de que volviera de su viaje de negocios.

Denki, en tanto, estaba arreglando - destruyendo- la televisión mientras Sero cocinaba algo para la cena.

— ¿Tienes todo, Mei? — le preguntó Jiro tomándole la mano.

— ¡Sí, mamá!

— Entonces ve a despedirte de tu padre y tus tíos, ¿dónde están tus modales, chiquilla?

Mei le sacó la lengua a su madre, ganándose un pellizco en la nariz, y luego corrió a despedirse de Sero y Kirishima, dejando a Denki para el final.

— Adiós, papá — se despidió la pequeña cariñosamente — , ¡te voy a extrañar! ¡Y por favor, trata de no quemar algo!

Kaminari comenzó a reírse.

— Pásala bien con tu mamá, princesa— se despidió dándole un beso en la frente— . Nos vemos en unos días.

Segundos después, la puerta de la casa fue cerrada, quedando solo ellos tres en el pequeño hogar de Hanta y Kaminari.

— Oye, Kiri— dijo el latino desde la cocina— , ven, quiero darte algo en tu día especial.

Kirishima arrugó el ceño, negando con la cabeza, y entró a la habitación, quedándose quieto mientras una sonrisa enorme se extendía por su rostro.

Un pijama de tiburón estaba sobre la mesa con una cinta de regalo, así que comenzó a reírse por la diversión para luego abrazar a su mejor amigo, dándole un beso en la mejilla.

— ¿Y para mí qué? ¡Hanta gastó todo mi dinero!— se quejó Denki entrando.

Kirishima volvió a carcajearse, abrazando también a Denki por la emoción, agradeciéndole el bonito y simple presente, tratando de obviar la acongojante sensación en su pecho porque ese día cumplía veintinueve años y Bakugou no lo había saludado en la mañana.

Aunque tampoco es como si lo hubiera esperado, porque Katsuki nunca solía ser la primera persona en desearle un feliz cumpleaños: por el contrario, prefería ser siempre el último, así que cuando era ese día, se juntaban luego del trabajo para ir a cenar solo los dos y pasar una maravillosa noche sin nadie que los molestara.

Así que Kirishima estaba preparado, estaba listo, pues ya tenía la reserva del restaurante al que iban siempre, y esperaba con mucha anticipación esa noche, porque si todo salía bien, tal vez podría finalizar con ellos dos haciendo el amor y recuperando esa magia que los rodeaba cuando estaban juntos

Kirishima sabía, confiaba, en Bakugou para ese día, porque nunca antes lo había decepcionado nunca en algún cumpleaños.

— ¿No quieres cenar con nosotros? — preguntó Denki con expresión preocupada— . Puedes invitar a Katsuki si quieres...

𝙰𝚙𝚎𝚐𝚘Donde viven las historias. Descúbrelo ahora