Capítulo 5

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Miraba con tristeza la imagen enferma de la pelinegra, quien yacía durmiendo en la cama. Su cuerpo temblaba libremente por la alta temperatura que tenía, la doctora colocaba diferentes paños humedos tratando de disminuir la temperatura de la futura Alfa, pero nada funcionaba aún. Allyson miro con lastima a la muchacha sacando el termómetro de la axila de la mujer y su preocupación aumento más al ver el grado.

—Vamos, chica, lucha—Animó tomando la toalla de su frente volviendo a humedecerla y colocando nuevamente la toalla.

Con un suspiro cansado y de lastima, se levanto de la camilla mirando una vez mas a la pelinegra antes de irse de ahí.

—Tiene... Una muy rara fiebre, se supone que ya debería estar sana—Murmuró la doctora saliendo de la enfermería para informarle al padre de la mujer.

—¿Sanará?—Preguntó con dolor recargandose en su bastón con fuerza.

La mirada de Allyson lo hizo estremecer.

—Le sere sincera, Alfa, jamás había tratado algo así—Se recargo sobre una pierna acomodandose sus lentes—Somos licántropos, este tipo de enfermades se curan rápido por nuestras capacidades y sistema inmunológico, a comparación de los humanos, sin embargo—Añadió leyendo su anotaciones—Parece que este virus la esta debilitando minuto a minuto...

—¿Cómo si estuviera comiéndosela?—Interrumpió el hombre tambaleante.

La doctora hizo una mueca y movio la cabeza.

—Parecido, se esta comiendo todas sus defensas.

—¿Tendríamos que llevarla a algún hospital... Humano?

—No, definitivamente no—Negó rotundamente—Como he dicho, esta enfermedad es rara tanto para licántropos como humanos—Suspiró mirando al Alfa—Viví un tiempo allá y jamás he escuchado de esto, si la llevamos al hospital para humanos se darán cuenta inmediatamente que ella no es humana, un humano ya hubiera muerto a la velocidad que va este virus.

Un silencio escalofriante los dominó, la doctora sentía una grande culpa al no poder hacer algo por aquella mujer. Anthon, padre de Lauren, sintió su cuerpo temblar, bajo la cabeza gruñendo ante la impotencia, en eso su cerebro hizo una conexión.

Mate.

—¡Su mate!, ¡¿e-eso podría ayudarla?!—Interrogó mirando a la doctora Allyson, quien sintió sus ojos brillar ante esa posibilidad.

—Puede funcionar—Asintió colocando la libreta de notas bajo su brazo—Tendrá que hablar con la chica.

—¿Yo?—Frunció el ceño y estuvo por negar pero la doctora lo detuvo con enojo.

—Sí, si vamos y le decimos, se negará rotundamente.

—Es su mate—Dijo el Alfa haciendo una ligera mueca por el dolor de su pierna.

—La odia, Camila odia a Lauren—Habló viendo el rostro sorprendido de su Alfa—Disculpe por esto, Alfa, pero a eso se refería la señorita Lauren el día de su pelea, usted destruyó por completo sus amistades, destruyó la amistad de Camila y su hija, e hizo que la señorita Camila odiara a su hija—Explicó no mirándolo con respeto como solía hacerlo, había perdido el respeto a su Alfa.

El hombre gruñó pero asintió.

—De acuerdo...

—Y tendrá que explicarle muchas cosas, porque no porque seas su Alfa te va a obedecer, Camila no se deja llevar por eso, es muy... Insintiva a sus propias creencias, Alfa—Informó para después morderse el labio y asentir, sí, estaba en lo correcto.

Mía para siempre. Donde viven las historias. Descúbrelo ahora