Epílogo

3.1K 208 36
                                    

Caminaba lentamente queriendo atrasar el momento de la plática, solo había estado un par de horas en los brazos de la ojiverde y ya había caído profundamente. Aparte de todo los recuerdos que tenía con ojiverde de su infancia, momentos de cariño, momentos cómicos, momentos en donde ambas se perdían en la mirada de otro para después echarse a carcajadas fingiendo únicamente que las unía un lazo de amistad. Todo eso quedaba en la memoria de ambas, sólo que Camila sufría un poco más por dentro al pensar en la posibilidad, la cual ella creía que era un 90% de 100% de que la ojiverde la quisiera únicamente como un objeto con el cual se podría satisfacer, y en su momento amar, para después únicamente desecharla.

Había tratado de tranquilizarse con las palabras que su amiga dijo, aparte de los recuerdos que tenía de la ojiverde puberta, sus palabras de aliento y de protección. Sin embargo casi nada podría tranquilizar la de aquel pozo de inseguridades y temores.

Había estado tan perdida en sus pensamientos que no se dio cuenta que había llegado ya había a la enfermería, sólo se dio cuenta cuando su rodilla chocó torpemente con la puerta.

Y ahí adiós plan al entrar con discreción.

La puerta fue abierta inmediatamente dejando ver a una pelinegra despeinada y alterada sus ojos parecían rojos, irritados, parecía casi salvaje pero su mirada se relajo e incluso brilló al ver a la presencia de la castaña parada frente a ella, entonces su olfato no la había engañado nuevamente.

—Camz—Saludó y estiró la mano para tocarla pero la castaña dio un pasó atrás, evitando su contacto—Oh...

Camila cerró los ojos fuertemente no queriendo ver el dolor que había visto apenas unos microsegundos en los ojos de la ojiverde ante su rechazo del toque.

—¿Podemos... Hablar?—Su voz parecía frágil y débil desconcertando por completo a Lauren, la última vez que la vio, Camila se enfrentaba a su mirada e incluso la desafiaba.

Y ahora parecía tan débil.

—Claro, entra—Tragó en seco haciéndose un lado, sujetando fuertemente la puerta conteniendo los impulsos para no saltarle encima a la castaña.

—Gracias—Susurró entrando a la enfermería sintiendo su cuerpo temblar al ser inundada por el fuerte y delicioso olor de la ojiverde.

—¿Todo esta... Bien?—Lauren cerró la puerta para después apretar fuertemente los puños detrás de ella para no tocarla.

Camila tragó saliva y volteó para verla.

—No—La respuesta hizo erizar a la ojiverde, quién temía la posibilidad de que hubiera un rechazo ese día.

—¿Puedo ayudar?—Mordisqueo sus labios nerviosa dando un paso hacia delante, y paso que la castaña dio hacia atrás.

—¿Puedes?... Sí, tenemos que hablar—Suspiró nuevamente sintiendo su cuerpo temblar más, su loba luchaba contra ella para lanzarse a los brazos de la ojiverde.

Asintió puesto que la castaña había dicho eso cuando estaba afuera de la enfermería, cuando rechazó su toque.

—¿Podemos empezar... Ya?—Pidió impaciente.

Cabe mencionar que la ojiverde era una persona la cual temía de ese tipo de pláticas, y siempre quería acabar lo más temprano posible.

—Sí, podemos—Respondió la castaña pero la habitación se quedó varios segundos en silencio al no saber cómo empezar—Te... Te tengo miedo— admitir la castaña en un susurro al no saber cómo comenzar, dijo lo primero que sintió.

—¿Eh-eh?—La pelinegra parecía haber perdido todo el color que había recuperado—¿Me temes?

—¡Si!—Chilló con voz aguda dando un paso hacía atrás al ver cómo la ojiverde daba un paso hacia ella—Pero no como estas pensando—Añadió al ver el dolor que la mujer tenía en sus ojos.

Mía para siempre. Donde viven las historias. Descúbrelo ahora