CAPITULO 28. Debemos aceptar la ayuda que nos mandan

1.6K 236 39
                                    


Los siguientes segundos se convirtieron en una batalla de miradas intercambiadas entre todos, un silencio que iba más allá de la incomodidad. Todos teníamos caras de confusión e incomprensión, a excepción de Jeremy que estaba enojado y de Mike, Fernando y Hayden que estaban asustados.

—¿Todo esto fue una broma?—Preguntó una vez más Jeremy.

Nunca había visto a Jeremy tan enojado, su cara estaba enrojecida y su voz sonó más gruesa de lo que habitualmente era, un poco temblorosa, combinaba con la fuerza con la que apretaba sus manos que hacía sus nudillos tensar la piel a tal punto que los huesos parecían poder romperle la piel.

Y como si yo siempre lo hubiese sabido, poco a poco pasé de mi confusión a la comprensión. Las piezas cayeron una a una en su lugar. Los secretos dejan siempre pistas, huellas y ahora las podía ver con gran claridad. Rámses y Gabriel me miraron y su desconcierto fue mayor cuando notaron que yo ya no estaba ni un poco confundida y que en cambio comencé a compartir el miedo que sentían Mike, Fernando y Hayden.

No podía creerlo o quizás no quería hacerlo. Temía por lo que esto ocasionaría en nuestra familia, en Jeremy sobre todo. Ojalá tuviesen una buena explicación, una buena respuesta para esto. Los meses que pasamos separados y peleados pasaron delante de mí, esperaba que no fuese un tráiler de lo que estaba por venirse encima de Jeremy y de todos.

Y entonces Johana reaccionó, la única que lo hizo de hecho. Puso la mano sobre el hombro de Mike y lo animó a que hablase, empujándolo un poco.

El abogado, a quién en muy pocas ocasiones había visto asustado, miró a Hayden como quién ruega por ayuda. El rubio doctor, recompuso su rostro y borró de él cualquier tipo de emoción, la cara que ponía cuando debía dar malas noticias a algún paciente o su familiar. Ya no podía leer como se sentía, algo que imaginé que había aprendido en la escuela de medicina. Caminó hasta Jeremy y nos pidió al resto de los presentes que los dejáramos a solos.

Halé a Rámses por su camiseta y él golpeó el hombro de su hermano para sacarlo del estado de incomprensión donde estaba sumido. Caminamos hasta las habitaciones y entramos en la primera que conseguimos, la de huéspedes. Cuando cerramos la puerta miré el rostro de todos los que estábamos allí, lúgubres, preocupados, confundidos.

Era una habitación muy pequeña para todos, no teníamos espacio suficiente para sentarnos, así que fui la única que tomó un puesto en la cama. Fernando permaneció parado al lado de la puerta al igual que Johana, como si quisieran escuchar lo que hablaban afuera o para evitar que nosotros lo hiciéramos.

—Nos hubiésemos encerrado en la oficina de Mike, allí por lo menos había Whisky, un trago no nos caería mal—me sorprendió que el que rompiese el silencio con una broma así fuese Fernando.

—¿Qué está pasando? ¿Lo estaban engañando?—mi francés, como siempre, directo al grano y muy enojado.

Creo que él no podría perdonar que sus padres hubiesen engañado a Jeremy con un juego tan macabro como este.

—Claro que no hijo, ¿crees que podríamos hacer algo así?—respondió Fernando

—Quizás para evitar que buscase a su papá biológico, quizás ya ustedes saben quién es y querían evitar que lo buscase—meditó Gabriel.

Todos miramos a Johana, Fernando nunca revelaría un secreto de esa magnitud, y por un momento creímos que ella tampoco, sin embargo caminó hasta la cama y se sentó con gran pesadez, encorvada, perdiendo toda la elegancia que siempre la caracterizaba.

—No sé si me corresponda a mi contarla, pero ¿Qué carajos?, él está contándola en este momento, así que los pondré al tanto de todo y por lo menos no tendrá que repetir la historia.

No Juzgues La Portada 3Where stories live. Discover now