Capítulo 18

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A las ocho y media de la tarde, Volkov sale de su apartamento. Ha dormido solamente un par de horas, pero ya lo considera un logro. Se siente algo mejor, sobre todo después de ver el mensaje de Conway diciendo que el traslado de Megan ha ido bien (el segundo mensaje le hace poner los ojos en blanco y lo ignora).

Es al despacho de Conway donde va nada más llegar a comisaría y dejar el patrulla que se llevó prestado. Llama suavemente con los nudillos y entra.

Conway levanta la mirada del papeleo de su escritorio, sorprendido.

—Pensaba que no venías hoy.

Volkov se alegra de ver que tiene mejor aspecto. Al menos parece que ha descansado y se ha puesto ropa limpia, y huele a su propio jabón en lugar de al de comisaría.

—Un cambio de planes de última hora —dice.

Conway enarca una ceja, escéptico.

—Ah, ¿sí?

Volkov no responde. Arrastra una de las sillas para acercarla más al escritorio y se sienta.

—¿Qué tal fue todo? —pregunta.

Conway se reclina en su sillón.

—Bien, dentro de lo que cabe. Michael llamó a una supuesta experta para que examinara a Megan y llegó a la misma conclusión que tú. Lo cual nos deja más preguntas que respuestas, pero bueno, es algo.

—Quizá Megan pueda contarnos más. Parecía coherente cuando dijo que Claudio estaba muerto. Tal vez una vez esté en un entorno controlado pueda mantener una conversación.

—Sobre eso, Michael cree que deberías ser tú el que la interrogara.

Volkov asiente.

—No hay problema —asegura. Luego señala con un cabeceo los papeles que hay delante de Conway—. ¿Qué está haciendo?

Conway baja la mirada hasta los papeles, como si acabara de recordar que están ahí.

—Estaba revisando los informes de Marcus Wayne y Skye Chiriac. Horacio va a intentar buscarlos también.

—¿Esta noche? —pregunta Volkov.

Conway hace un sonido afirmativo.

—Cuanto antes. Ya he mandado a dos agentes a que busquen objetos de ambos para el ritual. Esta vez le he pedido a Horacio que venga a comisaría y le daré algo de dinero por las molestias.

Volkov no dice nada. La ciencia de la adivinación es bastante imprecisa y, más a menudo que no, no da absolutamente ningún resultado. Aunque no duda de la habilidad de Horacio como brujo, considera que lo de Megan ha sido pura suerte.

—¿Necesita ayuda con algo? —pregunta—. Tengo que redactar el informe de la operación de anoche y revisar unos cuantos.

—De momento estoy bien.

—¿Prefiere estar solo o puedo trabajar desde aquí?

Conway entrecierra los ojos.

—Siempre trabajas desde aquí, ¿desde cuándo pides permiso?

Volkov se encoge de hombros. No sabe si su jefe ha olvidado que hace solo dos días parecía espantado ante la idea de tenerlo en su despacho, pero no es raro que Conway finja que algo nunca pasó si se siente avergonzado o se arrepiente de ello. Sacar el tema solo va a conseguir que Conway se ponga a la defensiva, de modo que decide dejarlo pasar.

—Traeré mis cosas —dice sin más.


Son cerca de las tres de la madrugada cuando Horacio aparece en el despacho de Conway, seguido de cerca, como una sombra, por Gustabo.

Seres de la noche [Volkway]Where stories live. Discover now