hopeless | #1 | teen wolf

18. lunatic.

| lunático.

MELISSA MCCALL estaba preparándose para su turno en el hospital cuando escuchó como la puerta principal era abierta. Andrea le había avisado temprano que no regresaría a casa antes de que su turno comenzara, haciendo tarea en casa de Lydia, por lo cual solo podía significar una cosa.

— ¿Scott? —llamó a su hijo, suponiendo que se trataba de él, yendo hacia el recibidor y elevando las cejas al ver al chico pálido y de corte militar parado en la puerta.

—Soy Stiles —saludó el adolescente, luciendo incómodo.

—Tienes una llave —observó, mirando el objeto en su mano derecha.

Stiles sonrió como pudo, algo incómodo, pensando en que debió preguntarle a Andrea a qué hora la madre de Scott ya estaría fuera de casa.

—Sí, saqué una copia.

—No me sorprende. Me asusta, pero no me sorprende —admitió la mujer. Stiles soltó la bolsa deportiva mientras metía la llave a su bolsillo, oyendo el fuerte sonido que hizo al caer al suelo—. ¿Qué es eso?

—Un proyecto escolar —mintió sonriente, sintiendo como comenzaba a sudar frío y en su interior rogando por que le creyera.

Se estaba poniendo ansioso, pensando que lo descubriría mintiendo, y seguramente iba a enloquecer cuando supiera que su hijo ahora era un hombre lobo.

La mujer asintió.

—Stiles, él está bien, ¿verdad?

— ¿Quién? ¿Scott? Sí, por completo.

—Ya no conversa conmigo como solía hacerlo. Últimamente sé más qué sucede en la vida de Andrea que en la suya —comentó desanimada.

Stilinski hizo una mueca, sintiéndose mal por la mujer frente a él porque desde que era un niño ha sabido que Andrea es bastante reservada en algunos aspectos, así que, si en estos momentos ella estaba siendo más comunicativa que Scott, significaba que él no le hablaba a su madre en lo absoluto.

Comprendía que no podía contarle sobre ser un hombre lobo, pero había algunas otras cosas que, si podía hablar con ella y tranquilizarla un poco, pero Scott... últimamente, él no estaba actuando como debería, alejando a su madre y traicionándolo a él sin lucir en lo absoluto arrepentido.

—Ha tenido días difíciles —excusó torpemente.

—Sí, lo entiendo —murmuró Melissa con un intento de sonrisa, acomodándose el bolso sobre el hombro—. Muy bien. Si alguno de mis hijos regresa, diles que les dejé la cena en el refrigerador. Tengan cuidado esta noche.

—Usted también.

—Luna llena.

— ¿Qué? —preguntó Stiles exaltado.