Regla #1

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Regla 1.- Si ves a un maniquí caminando por el centro comercial, preguntale en voz baja de qué tienda viene, y llevalo de vuelta.

Está... Es una de las reglas que por mucho que sea difícil de admitir, pasa todos los días.

Durante el día pasa máximo 3 veces, pero durante la noche la tasa de encuentros con maniquíes aumenta exponencialmente y se ha corrido el rumor de son personas grabando videos de broma o de gente haciendo algún loco experimento social.

Obviamente no des-mentimos estas absurdas historias porque es mucho mejor a que se sepa la verdad.

La primera vez que seguí esta regla ya había tenido un encuentro con la regla 5, por lo que no me sorprendí tanto como aquellos que se encuentran con la regla 1 como la primer cosa extraña en este trabajo.

Fue durante mi quinto día de trabajo en el centro comercial, y debido a que seguía siendo nuevo y debía acostumbrarme a todo lo que uno se puede encontrar en este lugar, debía pasar mi turno al lado de otro guardia capacitado que me ayudaría a entender todo.

Ese día acompañe al retirado por la fuerza, Mitchel. Con retirado por la fuerza no me refiero a que haya muerto, pero estuvo cerca de hacerlo y quedó incapacitado por lo que no pudo seguir trabajando. Hablaré de ello en otra ocasión.

Pase más de cuatro horas caminando por los alrededores del centro comercial cruzando cada pasillo y mirando dentro de cada tienda cuando en nuestro camino nos topamos con una mujer de cuerpo blanco, usando un vestido trasparentoso hasta las rodillas, se veía lencería roja debajo de su vestido y usaba un sombrero tejido como esos de los que usas para ir a la playa.

-Madre mía, qué haces aquí compañera? -Dijo Mitchel bastante impresionado. - ¿Taylor, recuerdas la regla uno? -Me preguntó bastante serio.

-L-la de... Los maniquíes? -Le devolví la pregunta temeroso, ya habiéndome topado con Gurz, temía de cualquier otra regla.

-Hey, hey, no hay que tener miedo, no te hará daño. Solo ve con ella y preguntale, en voz baja, de donde viene y que te responda al oído.

Mitchel remarcó que debía preguntarle en voz baja y que debía contestarme al oído. En ese preciso instante no sabía el porqué y de hecho me pareció tonto, pero vaya que es importante.

Con el miedo de ser atacado por un maniquí poseído a plena luz del día, me acerque y seguí las indicaciones correspondientes.

-S-señorita, si se puede saber, de dónde viene? -Tartamudie un poco debido al miedo, cosa que a Mitchel le hizo gracia.

Cómo él dijo, me asegure que me respondiera al oído acercandome a su boca, y que bueno que me advirtió, la gente se asustaria si los escuchan.

-Segundo piso... Ala este... Tienda de lencería...

Creo que es bastante fácil notar que la voz que me respondió no era humana, pero la cosa es que sonaba mucho más masculina que femenina, y eso me perturbo mucho durante un tiempo.

Creo que eso se notaba fácilmente en mi cara, pues el idiota de Mitchel sonreía descaradamente de mi temor.

Luego de que presionó un poco, le hize caso y guíe el maniquí hasta la tienda de la que salió. Todo el camino las personas se nos quedaron viendo raro por obvias razones, más cuando entramos al lugar.

Tuve bastante cuidado de mantenerme lo más lejos posible de las miradas mientras llevaba al maniquí hasta su lugar, y al llegar, lo ayude a subir antes de verlo tomar su posición original.

Cuando me dí vuelta para salir de ahí lo más rápido posible, me tope con que una trabajadora del lugar me había visto.

-Ahhh... Yo... Esto...

Las reglas del centro comercial Where stories live. Discover now