Hannah Potter | Draco Malfoy [✓]

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Todos los presentes se sientan en las sillas preparadas en aquella carpa esperando a que Fleur, la novia, llegue acompañada del brazo de Charlie Weasley, quien era el padrino de la boca. A su vez, la menor de los Weasley y la hermana pequeña de Fleur, Grabrielle, esperaban en el lado opuesto al que se encontraba Will, sirviendo como damas de honor. Todos se giran para mirarla y sonríen levantándose de las sillas forradas de dorado.  

Fleur aparece en escena vestida con un sencillo vestido blanco y una tiara que Molly le dio días antes que pertenecía a su tía Muriel.

La rubia llega a la especie de altar que han hecho los adultos y soltándose del brazo de Charlie, une sus manos con las de Will, entonces, los novios comienzan a decir sus votos, haciendo que algunos de los presentes, como Hagrid, Molly y Hermione se echen a llorar. Cuando terminan, el mago que preside la ceremonia agita su varita haciendo que encima de los recién casados caiga una especie de lluvia de estrellas, dando paso al beso que terminaría aquella unión.

Cuando eso pasa, los gemelos Weasley son los que encabezan el aplauso y segundos después todos los demás invitados hacen lo mismo. Hannah mueve su varita haciendo que caiga confeti dorado y pájaros vuelen alrededor de toda la carpa cantando.

Una vez terminada la ceremonia, las sillas desaparecen, dando paso a mesas repartidas por dentro de esta con un montón de comida encima de cada una, las paredes al igual que las sillas se evaporan teniendo una preciosa vista de todo el campo que rodea la casa de los Weasley. 

La música cambia por una más movida y entonces toda la gente allí dentro se pone a bailar en pareja, y para Hannah es imposible no pensar en como hubiera sido acudir a la boda con Draco, pero rápidamente la chica olvida ese pensamiento, ya que conociéndolo, no se hubiera dignado a venir ya que eran los Weasley.

—Voy a cambiarme, ya me he cansado del vestido —le dice la pelinegra a su mejor amiga, quien un rato antes había estado hablando con Krum.

—Bueno, ha sido un nuevo récord, estoy orgullosa —dice Hermione riéndose, haciendo reír a su amiga.

—Ahora vuelvo —habla Hannah y sale de la carpa para adentrarse en la casa de los Weasley. 

Sube las escaleras pesadamente y cuando entra en la habitación de las chicas, saca unos vaqueros simples y una camiseta de manga larga. Se quita el vestido y rápidamente se pone los vaqueros metiendo la camiseta por dentro de estos. Una vez más cubre el collar con su camiseta después de echarle un último vistazo. Sabía que era imposible que el chico estuviera por ahí, pero ella siempre miraba el collar esperando algún día llevarse una sorpresa. Suspirando coge unos zapatos planos y abrocha sus cordones, para después, ponerse la chaqueta vaquera encima de su camiseta. Por último se echa el desodorante de Draco y entonces baja las escaleras después de salir de la habitación.

—Hola Hannah —le saluda Luna sonriéndole y después la abraza.—Qué bien hueles. ¿Cómo estás?

—Gracias —sonríe la chica.—Estás muy guapa, Luna —Hannah coge su mano y le da una vuelta mirándola.—Estoy bien, ¿y tú?

—También, me preguntaba como estarías después de lo ocurrido, pero me alegra saber que lo llevas bien. Es la mejor manera de afrontar las cosas, siendo optimista —Luna desvía su mirada e infla sus mofletes.—Mi padre está molestando a tu hermano, pero es tan educado que no le dice nada —la rubia ríe y vuelve a mirar a su amiga.—Después hablamos —y con un paso corto y firme, la chica se acerca a su padre y a Harry.

Hannah mira como la mayoría de la gente baila y ríe pasándoselo genial, pero para ella es imposible despejar su mente en un momento como este, y ya no solo por Draco, sino por lo alerta que tienen que estar siempre todos para salvar a Harry. Camina entre la gente cogiendo de vez en cuando algo para comer y llevándoselo a la boca mientras esquiva a algunas personas distraídas que casi se chocan con ella mientras bailan.