Hannah Potter | Draco Malfoy [✓]

xxxviii

Los ojos azules de Hannah se abren debido al dolor de cabeza que siente. Arrastra su mirada por toda la habitación la cual no reconoce, y puede observar como el suelo está perfectamente limpio, casi resplandeciente, hay varios objetos que no puede llegar a ver en un mesa, varias estanterías a los lados de la habitación y únicamente una ventana detrás de ella, que no deja entrar mucha luz debido a que está casi cerrada.

Mueve sus muñecas las cuales están atadas con una cuerda completamente negra en el respaldar de la silla donde se encuentra, al igual que sus pies. Intenta moverse para salir de ahí, pero entonces siente como ponen algo en su cuello.

—Sh —le dice la persona que se encuentra con ella ahí dentro colocando su varita en el cuello de la chica.

Hannah para de moverse en seco, y por el rabillo del ojo alcanza a ver una silueta negra. La chica traga saliva nerviosa y entonces lentamente gira su cabeza para mirar a la persona que la apunta con su varita. Su nerviosismo se disipa completamente cuando ve que la persona de la que se trata no es nada más ni nada menos que Bellatrix Lestrange, por lo que la chica se intenta tirar hacia ella, furiosa, recordando el momento donde Sirius murió por su culpa. Pero lo único que consigue es que la silla caiga con ella encima y se quede tirada en el suelo.

—¡Cruccio! —dice la mujer sonriendo.

La luz roja sale de la varita impactando completamente contra el cuerpo de Hannah, haciendo que la chica se mueva como si le estuvieran dando mil descargas eléctricas y gritando desde lo más profundo de su garganta. Se hace daño en su brazo al moverse, pero no puede parar de hacerlo debido al dolor que le provoca la maldición.

—Pobre bebita —dice Bellatrix una vez deja de torturar a la pelinegra haciendo un puchero con sus labios.—¡Se creía más lista que yo! —dice riendo.—Tú no puedes hacerme nada.

El labio inferior de Hannah tiembla mirando con odio a la tía de Draco. Bellatrix muy a su pesar la levanta del suelo y la coloca recta mirando los ojos de la chica con una sonrisa.

—¿Qué hago aquí? —pregunta echando su cabeza atrás inspeccionando una vez más la habitación.

—¡¿Te atreves a hablarme!? —le grita haciendo que la chica de un pequeño salto en la silla sin esperarse aquello.

—Tú me estás hablando a mi —le responde ella lentamente.

Es cierto que a Hannah no se le puede asustar fácilmente, ponerla nerviosa e incómoda es otra cosa. Pero para llegar a asustarla mucho le has tenido que hacer, y ahora mismo ella no siente ni un ápice de miedo por la persona que tiene en frente, y es algo que ella quiere hacerle saber.

También, es una chica demasiado impulsiva y hace todo sin pensar cuando se siente acorralada, como ahora mismo.

—Qué divertida es —habla una vez más Bellatrix acercándose a ella.—¿No me temes? Maté a tu padrino —sonríe.—¡Yo maté a Sirius Black!

—Así de triste tiene que ser tú vida para matar a tu primo —le dice la chica mirándola.—Yo te mataré a ti, y no, no te temo. Simplemente estás loca.

Bellatrix se ríe escandalosamente y vuelve a apuntar con su varita a la chica. Hannah se pone tensa cuando eso pasa y mira directamente a la mujer.

—¿Dónde está Harry Potter? —pregunta ella.

—No lo sé —responde Hannah sinceramente.

—¡Dime la verdad! —le grita.—¡Cruccio!

Hannah intenta resistirse a gritar, pero es en vano, su boca se abre y vuelve a salir otro grito de dolor.