Capítulo 1

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—No deberías dejar a tu esposo tanto tiempo solo, Janneth —declaró mi mejor amiga por el auricular de mi celular —, nunca sabes qué mujer te lo puede robar.

Me reí levemente al escuchar el comentario de Miriam. Mi risa no era porque no me preocupará sobre lo que decía sino porque hablaba de Samuel, mi esposo. Un hombre cariñoso, respetuoso, fiel y tan digno de confianza que la mera insinuación de mi mejor amiga era absurda.

Conocía a mi marido como la palma de mi mano. Éramos almas gemelas.

—Miriam, tú y yo hemos pasado por muchas cosas desde nuestra infancia—respondí agitada mientras intentaba cerrar la maleta que iba a necesitar para el viaje de fin de semana —, y solo por eso, no me enojaré con tu comentario, pero para ser claras, sé que Samuel no me va a engañar. ¡Nos amamos, por el amor de Dios!

—Nunca se sabe.

Puse los ojos en blancos por la desconfianza que siempre estaba en el tono de ella. Desde que se había enterado sobre la infidelidad de su exesposo, Miriam creía que todos los hombres eran igual de traicioneros como Yahir. Un hombre regordete que ni siquiera entendía como pudo engañar a mi mejor amiga. Una mujer con una tez clara y con cabello castaño claro. Incluso sus impresionantes ojos grises mantenían a varios hombres con la boca abierta. Todo gracias a sus raíces rusas y latinas. Era una mujer hermosa, sin embargo, Yahir había tenido el lujo de engañarla. Incluso después de meses, seguía sin poder creerlo. Un día Miriam me llamaba radiante y feliz, y al siguiente, se encontraba llorando en la sala de mi casa diciendo sobre lo imbécil que era Yahir.

Ese engaño la cambió por completo.

A pesar de su atractivo visual, Miriam siempre buscaba hacerme entender sobre mi "disparatada" confianza en mi esposo. Incluso cuando Samuel intentaba llevarse "bien" con ella. Lo cual no era así, en definitiva. Por alguna razón que no lograba entender, ambos se mantenían alejado del otro. Incluso podía decir que se odiaban. Era frustrante y molesto que las dos personas con las que más convivía; no podían llevar bien y tener la fiesta en paz. Siempre tenía que estar defendiendo a uno del ataque verbal del otro. Parecían perros y gatos. Y esas discusiones a veces tendían a ponerme de mal humor. Un día, la pelea había sido tan fuerte que había tenido por alejarlos mutuamente. Desde entonces, ambos no podían estar en la misma habitación y yo tenía que dividir mi tiempo en verlos. Esa división claramente le molestaba a Miriam, e imaginaba que, por eso, siempre vivía atacando a Samuel y su fidelidad hacía a mí. Me dolía que mi mejor amiga pensará así, pero la comprendía. Ella había sufrido mucho y yo había tenido que ver como se recomponía poco a poco.

Volví al presente cuando que me llamaba desde el otro lado de la línea.

—Miriam, si yo tuviera que pensar de esa forma constantemente...—declaré cansada del mismo tema de siempre—, entonces viviría pensando en cada salida que hago. No creo que puedas entender lo que sería para , sentir que mi marido me engaña cada vez que salga. Además, le tengo confianza. Eso también es importante y creo que necesario en cualquier matrimonio.

—Debes recordar el pasado de Samuel—espetó—, Él era muy mujeriego.

Mordí mi labio cuando quise decir algunas groserías por ese recordatorio, y también por el maldito trabajo extra que le estaba colocando a la maleta.

—No vivo en el pasado, vivo en mi presente.

—Janneth... —se detuvo cuando la interrumpí.

—No, Miriam, confío en él—declaré al mismo tiempo que el cierre se cerró por completo —, además, Samuel me ama. Él nunca me podría engañar.

El silencio se hizo del otro lado.

—Está bien, pero no te enojes conmigo por decirte las cosas.

Hice una mueca.

DULCE VENGANZA(+18)(MUESTRA WATTPAD)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora