Puedo contarte una historia.
Puedo contarte miles de ellas.
Puedo hacer que te sumerjas en amores inesperados.
En corazones entrelazados. En momentos y decisiones que cambian vidas.
Pequeñas Historias cortas de varios capítulos.
1. Charles Lecl...
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" -¡Que bonito todo, abuela! -Audrey no podía contener más la emoción por el relato que Mariel les contaba a sus nietas, quienes no perdían detalle de cada una de sus palabras.
Había escuchado trozos de la historia de los abuelos Leclerc, pero jamás imaginó que fuera tan bonita y tan romántica como ella les contaba.
-¿Y el beso? ¿y la boda? -siguió preguntando la pequeña de sus nietas deseando de llegar a esos románticos momentos.
-Calma, pequeña. Aún queda mucho para eso. Además, ahora es cuando aparece la razón principal por la que tu abuelo y yo acabamos juntos -les aseguró ella con una divertida sonrisa, una que era desconcertante para sus tres nietas.
-¿Qué razón, abu? -preguntó Carinne deseosa de saber aún más de esta historia, pues a pesar de ser mayor que Audrey estaba tan fascinada como ella.
-Quién. No qué, mis niñas. "
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📆 FINALES DE FEBRERO
📆DOS SEMANAS DESPUÉS
Charles pasó uno de sus brazos por los hombros de Mariel mientras ella chasqueaba su lengua con algo de molestia. El piloto dejó que una carcajada saliera de su boca al ver la expresión que la chica portaba en su rostro.
-Quita esa cara de amargada. Ni que te hubiera regalado un Ferrari -Charles cogió la barbilla de Mariel y la movió un par de veces para molestarla.
-Para mi si lo es, Charles. Cuando dijiste que me harías un regalo de año nuevo, no pensé que fuera una furgoneta -protestó ella de nuevo.
-Lo hago por Claire. Y por ti. Bueno, y por mi. Estoy hasta los huevos de ir a buscarte porque la antigualla esa, te deja tirada.
-Oh, vaya. Resulta que me has regalado la furgoneta porque a su alteza le molesta cuando lo llamo -Mariel rodó sus ojos pero no le dio tiempo a protestar más cuando Charles la abrazó atrayéndola más hacia su pecho para dejar un pequeño beso en su mejilla.
-Margarita -le dijo Charles una vez que su nariz se embriagó del aroma que Mariel desprendía.
-¿Cómo lo sabes? -le preguntó ella bastante sorprendida de que él hubiera notado el perfume que llevaba hoy.
