𝕮𝖆𝖕𝖎𝖙𝖚𝖑𝖔 7

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Ambos amigos se dirigían a la atracción y para su suerte no había una larga fila, el mayor de todos avanzo detrás de ellos mientras observaba con desprecio a las personas divirtiéndose a su alrededor.

No lo merecen, nadie merece ser feliz

Por fin era su turno en la fila, los asientos eran de dos personas y el rubio insistió en ir adelante, pero el castaño se negaba rotundamente a sentarse ahí.

— No seas pesado Jisung — insistió el rubio — es mucho mejor desde aquí.

— No gracias, iré al fondo — decidió el castaño mientras se acomodaba en el último asiento del carrito, lo que no se espero fue que el azabache viniera de la nada y se sentara junto a el — ¿no iras con Félix? — preguntó confundido.

— Es lo mismo — mencionó sin ningún interés, el castaño sonrió inconscientemente, ahora no se sentía tan nervioso por el viaje.

O al menos eso creyó pero en el momento en el que el carrito comenzó a andar su corazón empezó a agitarse estrepitosamente.

El recorrido inicio lento y las ganas de bajarse también, pero de alguna forma tenia que divertirse en este juego, tenia que valer la pena.

— ¿Alguna vez has subido a este juego? — pregunto al mayor, aprovechando la lentitud del viaje mientras el carrito comenzaba a ascender cada vez más.

— No — respondió sin mas, no estaba interesado en mantener una conversación con el castaño.
¿Entonces por que estaba respondiendo?.

— Quisiera poder decirte que será divertido, pero la verdad es que para mi es muy aterrador, esperó que no te incomode si hago un escándalo — advirtió con anticipación.

El azabache le hecho un vistazo al castaño, quien tenia los ojos cerrados y las manos aferradas al soporte como si su vida dependiese de ello.

El carro finalmente estaba en la cima de la montaña a tan solo unos péndulos de iniciar la caída.

¿Se supone que ellos sobreviven a esto?

Pensó justo antes de que el transporte cayera a mil kilómetros por hora hacía abajo y todos sus pasajeros comenzaran a gritar como desquiciados.

El castaño a su lado no era la excepción, pero a diferencia de los demás este no parecía gritar por diversión, mas bien parecía haber visto su vida pasar por su ojos.

Tenía que admitir que este juego producía mucha adrenalina, era muy similar a volar con la diferencia de que el no tenia el control, los gritos a su alrededor le daban la cereza del pastel al ser extrañamente perfectos para el ambiente.

— Cielos, No quiero ver — soltó el menor a su lado con los ojos cerrados, nuevamente el carro estaba ascendiendo a lo mas elevado de la montaña, esta iba a ser la caída mas alta del juego.

Que ridículo

Como alguien podía limitarse estas experiencias por un simple temor a las alturas, a lo que en verdad debería de temer es a la muerte.

— Ábrelos — ordeno a unos cuantos péndulos mas de la inminente caída.

— ¿Qué? — el castaño observo al mayor con confusión, de pronto todo el carruaje se vino abajo y su estómago dio un revoltijo al presenciar tal altura que estaba descendiendo, no pudo evitar gritar con todas sus fuerzas mientras la caída no parecía tener fin, inconscientemente volvió a cerrar los ojos con la esperanza de que así descendería mas rápido.

— Mírame — escucho a su lado, no estaba muy seguro de lo que hacia pero obedeció, a su lado conecto con los brillantes ojos del mayor, el aire irrumpía con su cabellera pero este parecía relajado, y como si fuese vértigo el menor comenzó a sentirse mareado, observo a su alrededor y las luces y decoraciones se veían ligeramente borrosas, el suelo casi no era visible, parecía estar flotando en el aire, como si estuviese cayendo lentamente, lo que le permitía disfrutar de la vista, era extrañamente relajante.

De pronto el efecto desapareció y el carro ya había llegado al final, el rubio bajo primero con el cabello totalmente destrozado.

— Que cobarde sungie — reclamó — me sentí muy solo ahí adelante.

El menor observo a su alrededor con confusión, ¿acaso había entrado en trance?.

— ¿estas bien? — preguntó el pecoso con preocupación.

— S-si, solo fue un mareo.

— Oye, perdón, creo que no debí obligarte a subir — se disculpo apenado.

— Tranquilo lix, no estoy llorando esta vez, es un avancé — intento reponer.

— avísame si te sientes mal ¿si?

— Lo haré — añadió — vamos a comer algo — insistió volviendo a estar animado.

— Después de otro juego sungie, ¿Cómo es que tienes hambre después de haber subido a ese juego? — recalcó el pecoso.

— soy un glotón, vamos a comer algo — siguió insistiendo.

— Espera a otro juego — recalcó nuevamente.

— Por favor lix, solo un helado, solo será uno — volvió a insistir con los labios abultados y el ceño ligeramente fruncido.

— Ah no, no vas a lograr convencerme así sungie.

— Tu siempre lo haces conmigo.

El mayor observaba con curiosidad esta escena desde una corta distancia.

¿Qué es lo que quieres conseguir con esa expresión?

Analizó con mas cuidado aquel acto.

— Esta bien — se rindió — comeremos un helado pero después iremos a un juego — decidió, el castaño sonrió con felicidad y abrazo a su amigo.

Era primera vez que veía sonreír así al menor, era extraño, algo muy diferente y aunque sea un pensamiento estúpido, era agradable de ver.

Aquella extraña sensación había regresado nuevamente, esta vez atacando a su estómago, era tan incómoda que le daban ganas de arrancarse las tripas.

— ¿Qué sabor prefieres?, ¿coco vainilla o chocolate? — le pregunto el menor mostrando los tres tipos de helado de sus manos — Por favor escoge, me congeló — insistió y el mayor algo disgustado agarro cualquiera.

— ¿De vainilla?, ¿no era ese tu sabor favorito Jisung? — pregunto el Rubio observando la escena.

— No importa, tomare el de cocó — se conformo el castaño entregándole el de chocolate al pecoso.

Si su favorito es el de vainilla ¿para que se lo ofrece?.

Avanzaron hasta los bancos del lugar para poder descansar un poco.
El castaño estaba por abrir su helado cuando de pronto el mayor le arrojó el suyo de vuelta.

— ¿no lo quieres? — preguntó el castaño confundido a lo que este negó.

El rubio observo la escena con los ojos achinados desde lejos.

𝗘𝗟 𝗣𝗥𝗔𝗞𝗟𝗢𝗢 . 𝑀𝒾𝓃𝓈𝓊𝓃𝑔Where stories live. Discover now