00

2.9K 201 42
                                    

Un par de bebés de tres meses de nacidos, lloraban a la par, causando estrés e incomodidad en su joven progenitor pelirrojo.

Chūya lloraba junto con los niños. No sabía cómo calmar a dos bebés que lloraban al mismo tiempo, no era igual que controlar a uno solo. Estaba asustado, todos en la Port Mafia se habían ido a una misión y lo dejaron solo.

Dazai...

Fingía que nada pasó y no reconocía a esos niños como sus hijos.

— ¡Dazai! ¡Eres el único que no fuiste a esa misión! ¿Te quedaste a cuidar a tus hijos? Por favor, ayúdame.

Suplicó entre lágrimas. El castaño sonrió.

— No estoy para hacerme cargo de tus estupideces, Chūya. Mucha suerte.

Sin más, se fue.

EL PRODUCTO DE NUESTRA OBSESIÓNWhere stories live. Discover now