🔞 straykids🔞 imaginas +18 (cierre de pedidos)

52. Hwang Hyunjin (cliché)

Hwang Hyunjin, un nombre que detestabas. Era el típico chico malo: chaqueta de cuero, vaqueros rotos y ajustados con una cadena sujeta a dos trabillas, un pendiente colgante, un collar apretado que colgaba de su cuello y un pelo negro desordenado.

Tenía una sonrisa que podía hacer que las piernas de cualquier chica se volvieran gelatina, y una risa odiosa que resonaba en toda la escuela. Si es tan perfecto, ¿por qué te desagrada? Bueno, le encantaba meterse contigo cada vez que podía.

Ambos eran completamente opuestos, enemigos naturales en su mejor momento. Él era un extrovertido que atraía naturalmente a la gente hacia él, y tú eras una tímida introvertida que pasaba la mayor parte de su tiempo estudiando y trabajando.

Él siempre andaba con su camarilla, un grupo de chicos que vestían igual, todos extremadamente atractivos y con el corazón en un puño. Siempre tenían chicas que se les acercaban y les seguían, casi todas las chicas se confesaban con uno de ellos.

Hyunjin era el más popular, junto con Chan y Minho. Tuviste algunas clases con Félix, que era, curiosamente, increíblemente dulce. A ninguno de los otros le gustaba torturarte. De hecho, eran casi bastante normales. Pero deja que Hwang Hyunjin te arruine el día. Sus pequeñas sesiones de burla eran psíquicamente inofensivas, pero te hacían enojar.

No porque lo que dijera fuera ofensivo, sino porque hacían que tus mejillas se pusieran rojas y tu estómago empezara a revolverse con mariposas y conciencia de sí mismo. "Te pones nervioso con tanta facilidad que es casi patético".

Dijo mientras se inclinaba cerca de tu escritorio en tu segunda clase, donde, por desgracia, se sentaba a tu lado. "Cállate". Murmuraste, bajando la mirada al papel que estabas escribiendo. "¿Qué estás escribiendo?" Preguntó, inclinándose para mirar tu papel. "No es de tu incumbencia".

Dijiste con rotundidad, apartando el papel de sus ojos. Él hizo un pequeño mohín y se sentó de nuevo en su asiento, con el labio entre los dientes. Los anillos de sus dedos brillaron a la luz de la habitación, y sonrió mientras te dirigía la mirada directamente a ti. Gimió y lo miró, muy irritado.

"¿En serio? ¿No tienes otro lugar para molestar?" le preguntaste.

"No hasta las 12, después de esta clase". Dijo con una sonrisa de satisfacción. Pusiste los ojos en blanco y continuaste escribiendo tu trabajo, esperando ansiosamente que la clase terminara. Un olor a su colonia te llegó a la nariz y giraste la cabeza, rozando vuestras narices, haciéndote retroceder.

Él soltó una sonora carcajada, con los ojos entornados como siempre. "¿Te pongo nerviosa, nena?" Preguntó. "No me llames así". Murmuraste. "¿Por qué no?" Preguntó. "No soy tu niña". Gruñiste. Sus ojos brillaron con diversión ante tus palabras, y finalmente se calló cuando tu profesor comenzó a explicar las notas que había dejado en la pizarra.

Odiabas sentarte a su lado en clase, odiabas que siempre intentara distraerte. Había elegido ese asiento específicamente para torturarte. Sentiste que los ojos se posaban en ti y que se dirigían a otro chico que estaba sentado a unas filas de ti. Te sonrió y te guiñó un ojo antes de volverse hacia la pizarra.

Su pequeño gesto no pasó desapercibido. Xxxx Pusiste tus libros en tu casillero, emocionada por el fin de semana. Por fin tenías un fin de semana libre de clases y de trabajo, y por fin podrías vegetar en la cama. Saliste por las puertas de la escuela, suspirando fuertemente mientras la lluvia comenzaba a golpearte en la cabeza.

Vivías a unos quince minutos del campus, pero al menos no llovía a cántaros. Empezaste a arrepentirte de no haber traído tu sudadera con capucha, sin darte cuenta de que iba a llover. Podías ver tus bocanadas de aliento en el aire, tus manos agarrando con fuerza las largas mangas de tu jersey mientras te abrías paso por las lúgubres calles, tu pelo comenzando a esponjarse y pegarse a los lados de tu cara.