Lealtad

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El ambiente se tornó hostil al llegar a las montañas. El frío reinaba y calaba cada esquirla de mi cuerpo. Había vestigios de nieve y el panorama era adornado por los desnudos árboles de ramas abiertas. El pico de la montaña se alzaba recio ante nosotros. Ese era el escondite de Némesis.

Allí la diosa nos recibió en sus aposentos. Ataviada con níveas pieles de armiño y una piel de leopardo de nieves, cargaba un látigo en su costado. Su cabello blanco caía en cascada por ambos lados, enmarcando de manera perfecta su rostro. Poseía una preciosa corona de cornamenta de ciervo adornada con flores silvestres y piedras preciosas. En el centro, una bellísima flor de narciso.
Me quedé rezagado en la entrada y dejé que Apolo me relevase. El dios se acercó al trono de roca gélida y besó su mano delicada como la nieve.
-Te he traído tu guardián y compañero, Némesis. Su nombre es Alet. Como te lo prometí muchas lunas atrás.

-Me la debías, Apolo. Tú y yo compartimos el mismo deber: Proteger la armonía y el equilibrio. Además debes garantizarme que tu padre me dejará en paz de una maldita vez.

-Pondré miles engaños para disuadir a Zeus. Y Alet te ayudará a ahuyentarlo también.

Némesis se acercó a mí e inmediatamente todo mi cuerpo se tensó. Las serpientes de mi cola comenzaron a sisear y ella con una mirada las intimidó. Observó la sangre en mi pico y garras y sonrió abiertamente.
-Desde ahora serás mi leal compañero. Te convertirás en la bestia que mantenga el equilibrio, que reparta la justicia y elimine el engaño.

Su mano acarició mi cuello y sentí una calidez en ella única. Apolo nos observaba satisfecho. Parecía triste al tenerme que dejar con ella.
-Es lamentable que ya no formes parte de mis grifos. Nut te extrañará demasiado.

-Nut comprenderá, señor. Es el grifo más sabio que conozco.

Sabía que las palabras de Apolo significaba que jamás podría volver a ver a Nut ni a ninguno de mis compañeros. Debía de acoplarme a mi nueva vida como leal siervo de Némesis.
Apolo se despidió de nosotros y desapareció en un halo de luz dejando un brote de lirios en el suelo montañoso.

-¿Qué curioso no crees Nut? Apolo nos dejan unos lirios para decorar todo. Hubiera preferido narcisos -Némesis me charlaba como si me conociera de toda la vida-. Ven, comeremos uvas y frambuesas. Por cierto, ¿has oído de la famosa flor de los infiernos que todos los dioses del Olimpo buscan?

Y así comenzó mi verdadera vida. La anterior solo era un mero cascarón.

3. El escondrijo del grifo [BG #3]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora