[Roni Omegaverse +18]
Toni Gambino es el único Omega de su familia mafiosa, y el jefe heredero. Está harto de que Carlo y la Mamma siempre lo estén celando, así que decide iniciar un amoría secreto con el abogado de la familia.
Simultáneamente, una...
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—Déjame ver si entendí. No lograron irse a Italia como estaba previsto y se están escondiendo, perfecto. ¿Y el mejor lugar que encontraron fue el despacho de Salinas?
—Sí, jefe.
La copa de champagne que se estaba bebiendo para aligerar su migraña y estrés de los últimos días, se agrietó con fuerza en el momento que la apretó. Su olor se hizo fuerte, granos de café espeso recién hervidos con una mecha de furia, acompañado de un ambiente amargo.
Como Alfa, no le gustaba saber que el Omega de su manada estaba a merced de otro, y menos un tipo tan poco confiable como el guarro del abogado. Como hermano, no le hacía ni puta gracia que el tipo pudiera llegar a sobrepasarse con su hermanito y como Gambino, sentía que había roto una regla importante que vendría a joderlo más adelante.
Para colmo, la Mamma le había dado una orden directa sin lugar a réplicas: Matar a los que hirieron al heredero y no regresar hasta lograrlo. Este tipo de mandatos tenían más que ver con los deseos del abuelo, que tendía a ser diez veces más estricto, y desobedecerlo se castigaba de forma ejemplar.
No me queda de otra que confiar en que Toni no haga nada que no deba.
—¿Haz visto algo inapropiado en ellos, Jose?
—No, no he visto nada —mintió el gitano, queriendo ayudar la situación entre sus dos jefes. Eso le dejó un sabor agridulce, pues Carlo más que ser su líder, era su amigo y le debía lealtad. Por otro lado, su moral se inclinaba más a, por una vez en la vida, darle un poco de libertad al miembro más oprimido de la familia, aprovechándose de los eventos recientes. ¿Inapropiado? No, mantener una relación con alguien a quién obviamente te has sentido atraído por algunos meses no era inapropiado. ¿Prohibido? Eso tal vez.
—Vigílalo, cuídalo y por el amor de Dios, recuérdale cuál es su lugar mientras yo no regrese. La famiglia è tutto, le loro regole sono seguite e i loro desideri sono ordini.
—Lo haré, no hay ningún problema.
Igor irrumpió en la sala, con las manos llenas de sangre. El olor metálico se confundía con el aroma Alfa del casi autómata, de manera en la que era imposible saber si estaba soltando sus feromonas o sólo se había estado divirtiendo con un tipo desafortunado.
El espacio se inundó de dos olores intensos, chocando entre sí en busca de dominio. Por suerte, que Jose fuera un Beta lo protegía de sufrir la fuerza de las feromonas en todo su esplendor.
—Señior Carlo. A Igor siempre gustarlie verle así die... interesantie.
—Pensé que eras un robot sin emociones ni gustos. ¿Ahora me estás dando cumplidos? —bromeó el italiano, con una sonrisa felina en su rostro—. ¿Te dijo algo?
—El pobre diablo solo saber el vendedior de la droguita.
—Bueno, eso servirá para iniciar. Para este punto, los Malavidas ya han sido avisados que los Gambinos no se van a dejar joder por nadie.