Capitolo 21: Gustabo García

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Toni observó al Omega sentado frente a él, que llevaba un buzo rojo, una camisa de cuello alto y pantalones militares

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Toni observó al Omega sentado frente a él, que llevaba un buzo rojo, una camisa de cuello alto y pantalones militares. También escudriñó con la mirada al tipo que le acompañaba y que estaba parado a su derecha, con las manos dentro de sus bolsillos. Estaba alerta, pero no demasiado, pues si eran conocidos cercanos de su doctor más leal, debían ser de fiar.

Ésa misma tarde, le escribió el Doctor Muerte para avisarle que la persona que estaba buscando estaría en Marbella, que podría concretar una cita con él en algún momento. Tenía intensiones de esperar un tiempo, de platicarlo con su pareja y su hermano, pero no era posible ya. 

De hecho, su peor preocupación era que, si no se equivocaba, los tíos que intentaron seguirles después llevaban elementos italianos; una Pietro Beretta, o la Beretta AR70, que ambas eran armas de su país natal. Eso podía significar que una mafia quería derrocarle como el jefe de la mejor mafia de Italia, o que su familia ya tenía la DREA en su posición y estaban en busca de atraparlo por la sombra. Cualquiera de las dos eran malas opciones, así que no, no podía esperar más. A lo mejor a Salinas y a Carlo les daba un ataque al saber que se había escapado, pero qué más da. Sólo eran tres días.

—Claudio me habló mucho de ti y de tu situación. Así que, aquí me tienes. ¿Qué necesitas y que estarías dispuesto a hacer por eso que quieres?

Toni arrugó un poco el ceño.

—¿Qué quieres por tu ayuda?

—No me refería a eso —contestó quien se había presentado como "Gustabo", negando con la cabeza—, tiene que ver con la DREA. Hay varias soluciones, unas más efectivas que otras, pero que de todas maneras acarrean una dificultad. Son una patada en el culo.

Gustabo le hizo señas a su acompañante para que trajera de una habitación contigua varios maletines y algunas mochilas. El enmascarado, con diligencia, acomodó todos los objetos en una mesa roída que usaron como superficie para comenzar a vaciar el contenido de todos los compartimentos.

Sacaron jeringas vacías, agujas, frascos con marcas sutiles de colores pero que no tenían ninguna etiqueta, barbijos, píldoras y, sorpresivamente, inyecciones ya armadas de líquido rojo pastoso, bombonas de oxígeno y hasta bolsitas plásticas con polvo escarlata.

—¿Eso es DREA? ¿Por qué la trajiste? —preguntó Toni, sintiéndose incómodo.

—Porque, para asegurar que tienes cierta inmunidad, hay que ir a la práctica —luego, como ocurrencia tardía, agregó, con una risita—: me siento como Morfeo en la Matrix.

Su acompañante suspiró.

—¿Y él quién es?

Nascondilo [Raúl Salinas x Toni Gambino]Where stories live. Discover now