#Siete... hecho

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KARA

















Lena era la persona más extrovertida que había conocido, lo poco que llevaba conociéndola podía asegurar que era una persona sincera, además de simpática y muy risueña. Desde que comenzamos a cocinar, ella no paraba de hacer bromas y si soy sincera, me agradaba su forma de ser.


—Deja de jugar con eso. —dije mientras amasaba la masa para la pasta, tenia un poco de la harina sobrante en sus manos y amenazaba con lanzármela.

—Yo solo estoy aquí, parada tranquilamente viéndote machacar esa pobre masa.

—Se dice amasar.

—¿No era más fácil comprar la pasta ya hecha?

—Nop

—¿Por qué nop? —sonreí y negué con la cabeza, era tan infantil. —¿te has dado cuenta de algo?

—¿De qué? —cuestione golpeando la masa.

—Pobre masa. —Lena encogió los hombros apenada en cuanto deje la masa y la mire. —ya, vale.

—¿De qué me tendría que dar cuenta?

—De que sonríes un poquitín... —unió dos dedos. —más.

—Bueno, contigo cerca, es imposible no hacerlo. Pero si te molesta, no lo haré más. —dije con seriedad.

—¿Qué?... ¡No, a mi me encanta que sonrías! —encogí los hombros manteniendo mi postura firme. —Kara, por favor. —Lena rodeo la mesa y se acerco a mí, sonriente comenzó a golpearme ligeramente con su codo. —¿En serio quieres volverme a retar? ¿te recuerdo la ultima vez que lo hiciste que paso?

—Solo tuviste suerte. —Lena rio encantada, sin dejar la harina que tenia en sus manos, giro un poco su cuerpo y se recargo en la mesa, yo seguía en mi labor con la masa.

 —Lena rio encantada, sin dejar la harina que tenia en sus manos, giro un poco su cuerpo y se recargo en la mesa, yo seguía en mi labor con la masa

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—Suerte, claro. —susurro sonriendo, no me dio tiempo de reaccionar cuando Lena soplaba un poco de la harina en mi rostro.

—¡Luthor! —grite riendo, intente atraparla pero ella fue más rápida y volvió a rodear la mesa. —¡Me las pagaras?

—Suerte con eso. —dijo riendo,  me limpie el rostro sin dejar de verla. —¿esa risa también es suerte? —sonreí y negué con la cabeza.

—Sonrió por lo que te haré en cuanto te atrape.

—Ah, ¿sí?. —en cuanto yo me movía para la izquierda, ella lo hacía a la derecha. La mesa era lo único que nos separaba. Por un par de minutos estuvimos rodeando la mesa.

—¿Una tregua? —Lena arqueo la ceja, claro que no me creería. Tome un poco de harina y corrí hacia ella, Lena corría por toda la cocina. En cuanto logre atraparla ella se giro y soplo al mismo tiempo que yo, la harina nos cayo a las dos.

Corazón Bipolar SUPERCORPDonde viven las historias. Descúbrelo ahora