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Me fui corriendo hacia el hospital, llegué una hora antes de que empezara mi jornada, ya que era un día más que importante.

Al salir Doyoung seguía dormido, ni siquiera se despertó cuando se me cayó una olla al piso e hizo un estruendo infernal que según yo despertó hasta el vecino del último piso del edificio.

Al llegar me fui de una vez a él departamento de pediatría en el que todavía estaban los enfermeros y doctores que les tocaba estar de guardias.

Estuve ahí hasta que dije que tenía que ir a desayunar y que regresaría en media hora más o menos. En realidad me fui hasta el quirófano en dónde era la operación de trasplante de riñón de Han Lyun.

Me sorprendí al ver a Yoon Oh ahí, pensé que era la única persona, además de su familia, que estaría impaciente esperando a que saliera de ese lugar la hermosa y alegre chica.

── Oh ¿Qué haces aquí? ── me preguntó él al verme llegar al pasillo que dirigía al quirófano.

── Sólo vine a esperar a Lyun ¿Y usted? ── pregunté mientras me sentaba en una silla que estaba en el pasillo junto a él.

── También, aunque tengo un mal presentimiento.

── ¡No diga eso! ¡Sólo atrae malas vibras! Todo va a salir bien, ya verá ── dije intentando quitarme el miedo que tenía por si algo pasaba mal.

── Esperemos que sí.

Y eso era lo que más quería en el mundo en ese momento, tener razón y decirle "se lo dije".

Pasaron los minutos que se sentían como si fueran horas, sinceramente en ese momento me estaba carcomiendo la cabeza pensando en las peores situaciones que podrían ocurrir. A pesar de tener sueño, no podía pegar un ojo, a pesar de tener hambre no podía comer.

No sabía lo importante que era para mí esa chica.

Porque ya se habían muerto varios parientes en mi cara y por ninguno estuve cómo lo estaba en ese momento, ni siquiera tuve la cuarta parte de la angustia que tenía en ese preciso instante.

Yoon Oh se veía preocupado también, movía a cada rato sus manos y se levantaba seguido para caminar y buscaré relajarse, pero al final se notaba que no conseguía su objetivo.

Intenté pensar en otras cosas, en cómo estará mi familia, en qué estará haciendo Doyoung en ese momento, pero mi mente volvía a desviarse y pensar solamente en Han Lyun.

Si al momento de conocerla me hubieran dicho que me engancharía emocionalmente a ella nunca le hubiese hablado, la verdad. No me gustaba esa sensación de no saber que le pasará.

Siguieron pasando los minutos, se me olvidó volver al departamento de pediatría, pero al menos mi turno no empezaba todavía.

Todo mi ser se calmó al ver la puerta del quirófano abrirse dejando pasar primero la camilla de Han Lyun y luego la de su primo. Por fin mi corazón pudo calmar su ritmo.

── Familiares de Park Han Lyun ── los llamó el doctor Kim Jongdae, y Yoon Oh y yo tomamos una distancia prudente de los familiares de Lyun.

── Díganos ¿Todo salió bien, verdad? ── pude escuchar preguntar a la señora esperanzada.

── Créame que quisiera decirle que sí, pero la verdad es que Park Han Lyun está en estado de coma ── dijo el doctor y tanto cómo los padres y Yoon Oh, cómo yo quedamos con el rostro echo un cuadro.

En ese momento no quise escuchar nada más y me fui al baño del hospital para intentar procesar esa información que hizo que mi corazón se acelerara cómo si hubiese corrido un maratón.

Salí luego de unos minutos ya que me di cuenta que mi turno estaba por empezar y me fui al departamento de pediatría.

Pasé el día con los ánimos por el suelo, quería llorar, tenía esa presión en el pecho que me decía "llora hasta estar bien" pero no podía ¿Cómo podría ponerme a llorar a mitad de mi trabajo?

Al ver a Yoon Oh pude notar que su estado era sumamente similar al mío, su rostro era más que inexpresivo y su actitud era sosa.

Cuándo terminó mi jornada me fui a mi departamento lo más rápido que pude.

Al llegar me encontré con Doyoung sentado en el sofá de la sala y al verme se acercó a mí, su expresión era de preocupación. Claro, en ese momento ya estaba llorando.

Dejándome estupefacta se acercó más a mí y me abrazó, sus brazos eran cálidos y cómodos. Ese abrazo en serio lo necesitaba.

Aún así seguí llorando, era jodidamente llorona y sentimental, eso era algo de lo que me di cuenta al empezar a trabajar.

── ¿Quieres comer? ── me preguntó mientras acariciaba mi espalda delicadamente y yo negué con la cabeza.

── ¿Qué quieres hacer entonces?

── Llorar ── dije mientras volvía a enterar mi rostro en su pecho.

── Ya lo estás haciendo, tonta.

── Sólo quiero seguir llorando.

── ¿Comiste en el día? ¿Desayunaste y almorzaste? ── negué con la cabeza mientras él se separaba un poco de mí.

── Entonces comerás quieras o no.

── Está bien, pero no mucho.

── Te vas a comer lo que yo te coloque en el plato sin rechistar.

Y se fue a la cocina y yo lo acompañé. Me quedé ahí viendo cómo se movía de un lado a otro colocando cosas en un sartén otras en una olla, yo no sabía que hacía, mis conocimientos de cocina eran sumamente básicos, pero el olor que desprendía la comida que estaba preparando era exquisito.

Cuándo terminó colocó el plantó delante de mí, era japchae que parecía salido de una revista de cocina. Cuándo lo ví me dieron ganas de comer.

── Gracias.

── No hay de qué... ¿Por qué estabas llorando?

── Cosas del trabajo ── evadí la pregunta porque no quería recordar eso que me tenía tan dolida.

── Entiendo ── asintió con la cabeza y se fue un segundo a la nevera para buscar algo para que pudiera tomar. Me sorprendí al ver que sacó dos latas de cerveza.

Me quedé viéndolo por unos segundos y el solo me dijo; ── ¿Qué? Bebe si te sientes triste, o feliz, o enojada. Bebe cuando quieras la verdad, pero no está mal beber sólo una cerveza.

── Sólo una cerveza ── repetí y el asintió con la cabeza.

Regalo De Cumpleaños - Kim DoyoungDove le storie prendono vita. Scoprilo ora