The Band #1 [Yoonmin]

27. D-Day, ¡Finally!

- Es demasiado temprano para mi, ni siquiera pude completar mi sueño se belleza... - murmura Jisoo llegando al salón de ensayos con un par de anteojos negros puestos.

Eran las siete de la mañana del esperado día en el que se realizaría el Concurso Inter-escolar de Artes y todos debían llegar temprano a la institución - antes de lo común - ya que no sólo participaría el grupo proyecto de Irene y Jinki sino también las dos bandas por separado.

- No exagere, noona... - dice Taehyung. - Es sólo una hora antes del horario normal.

- ¿Huh? - dice ofendida. - ¿Sabes cuanto tiempo tardo planchandome el cabello? ¿Maquillandome?

- Espero que sea menos tiempo que lo que tarda Jimin hyung en llegar... - dice Minho mirando hacia los lados. - Le está pegando la costumbre a mi pobre hyung.

- Fuerzas, Minho. - Siyeon pone una mano en su hombro. - Te entiendo, hermano...

En efecto, los únicos que faltaban eran Jimin y Yoongi.

¿Dónde estaban? Oh, buena pregunta...

- Es tarde, hyung~ - murmura el más bajito sin dejar de recibir gustosamente los besos que el mayor le estaba dando. - Ambos estaban a un costado de la institución, tomándose demasiado tiempo antes de entrar.

- ¿Y si faltamos? - sonríe mostrando las encías.

- ¡Min Yoongi! - lo regaña. - ¡Sabes bien que hoy es el concurso y encima a el asistiran caza talentos de varias universidades! - recibe un pequeño beso en sus labios a modo de soborno. - No podemos faltar...

El joven dúo se vio sorprendido, entonces, por la fuerte voz de la mejor amiga del mayor quien había salido de la institución para buscar a los amantes fugitivos.

- Con que aquí estaban, Romeo y Julieta postmodernos escondiéndose como criminales... - dice Lalisa siendo jaloneada por Chaeyoung.

- Bebé, te dije que no los molestaras. - habla la joven rubia. - Estaban teniendo su momento, ¿a tí te gustaría que nos interrumpieran? - si, la rubia sabía qué cartas usar.

Lalisa se calla y toma con delicadeza la mano con la que su novia intentaba arrastrarla dentro de la escuela para entrelazar sus dedos. Acto seguido, Manoban mira amenazante a su mejor amigo y a Jimin.

- Cinco minutos. - sentencia. - Si no aparecen en cinco minutos le digo a Irene y Jinki que no aparecieron y les juro por todos los santos que convierto la competencia en el show de Rosé.

Min y Park se miran confundidos. No sabían de la existencia de ninguna Rosé.

- ¿Rosé? - pregunta Yoongi. - ¿Quién demonios es Rosé?

La rubia alza la mano libre y sonríe a los presentes.

- Lili me puso un stage name, ¿les gusta? - Ambos asienten.

Luego de eso ambas se retiran, dejando solos a los muchachos.

- Bueno, ¿en qué estábamos~? - Retoma Min.

- En que tenemos que ir al Concurso, Min Yoongi. - Jimin le da un besito en la nariz y escapa de los brazos del mayor camino al salón de ensayos.

Yoongi suspira con fastidiado y, maldiciendo todo el linaje de Lalisa, sigue a Jimin. Los dos entran al mismo tiempo al salón, donde eran los únicos ausentes.

- ¡Era hora! - exclama Seokjin. - ¿Se puede saber dónde estaban?

- Hyung, algo me dice que no quieres saber... - dice Hoseok.

El profesor abre los ojos como platos, comprendiendo lo que Jung pretende expresar, y acompañado de la melodiosa risa de Irene exclama:

- ¡No! No, no... No queremos saber, muchas gracias. Ver sus dramas amorosos todos los días ya es suficiente chisme para mi.

- No sé de qué habla, Jinki hyung. - ríe Minho buscando exasperarlo. - Expliquese. - sonríe.

El adulto se sienta en una de las sillas disponibles y respira profundo.

- Este - señala a Hoseok. -  y aquél - señala a Taehyung. - coquetean todo el tiempo frente a todos y se piensan que uno no se da cuenta. - Jimin y Siyeon se ríen de las caras que Kim y Jung ponían. Jinki señala a Namjoon. - Ese otro conoció hoy a cierto chico que no voy a nombrar y no para de mirarlo. Estos dos - señala a Min y Park. - se están echando el ojito desde el primer día en que Jimin llegó ¡tarde cómo siempre! a ensayar. Y no me hagas hablar, Minho... Porque si tu noviecito estuviera aquí estarías peor que todos ellos juntos.

- ¿Yo? - pregunta ofendido. - No me compare con todos estos cursis...

- ¡Te veo en el pasillo todos los días, Lee! - le grita. En el fondo le causaba gracia la situación. - Dios me libre de enseñarles música a sus hijos... No creo aguantar esto otra vez.